Otras miradas

Doñana merece un 155

Isabel Serrano Durán

Socióloga y politóloga

La laguna de Santa Olalla, en Doñana, en una imagen tomada en agosto de 2022. — ESTACIÓN BIOLÓGICA DE DOÑANA / CSIC / REUTERS
La laguna de Santa Olalla, en Doñana, en una imagen tomada en agosto de 2022. — ESTACIÓN BIOLÓGICA DE DOÑANA / CSIC / REUTERS

Jamás pensé que desearía un 155 para Andalucía. Quizás creía que la sombra que Blas Infante proyecta sobre mí era tan alargada que impediría querer que el Estado central interviniese nuestras competencias. Pero, es que realmente la bandera blanca y verde no volvería a ondear si el atentado medioambiental en nuestra joya natural sigue adelante. Doñana es Andalucía, sí. Pero es mucho más que un territorio, un símbolo de identidad nacional o una ideología. Porque si Doñana se seca las consecuencias no solo las veremos los andaluces y andaluzas, sino toda Europa; y no solo las sufriremos quienes creemos que la protección de nuestro entorno es una cuestión de primer orden, sino todos y todas, incluidos quienes hoy apoyan el proyecto de ley de Juan Manuel Moreno Bonilla.

El problema no es solo Doñana, es el precedente que se siembra en un país cada vez más seco. Y quedarse en el caso concreto es un error de miras. Porque antes o después el presidente de la Junta recogerá cable al darse cuenta de que las sanciones con las que amenaza Europa son de una gran cuantía y que su competencia no es tan grande como para poder hacer lo que le plazca con un territorio protegido. Sí, es cierto, hay un problema con los cultivos de regadío, pero la solución no pasa por secar nuestra mayor joya natural, sino por alzar la mirada y abrir el melón de lo que está ocurriendo en Andalucía con la agricultura intensiva y, más allá, con la gestión del agua.

El enfoque de Moreno Bonilla es tan cortoplacista que se acaba el día después de las elecciones municipales. Y no solo eso, es poco ambicioso. No tiene tanto en juego en una provincia teñida de rojo. Tan solo 79 concejales. Quizás pueda sacar algún rédito electoral intentando recoger una lucha de los agricultores de la zona que han estado regando sus cultivos de frutos rojos con pozos ilegales, pero se traducirá en desencanto cuando esos mismos vean que no tienen garantizado el derecho al agua. Porque Juanma Moreno tiene la capacidad de hacer leyes, pero no de frenar el cambio climático. Y por mucho que le pueda rezar a la virgen del Rocío, no lloverá.

La mayoría absoluta juega a favor de su relato. Es más fácil instaurarlo cuando tienes una oposición casi invisible y todos los micrófonos te rodean en cada acto. Intenta calcar la vieja estrategia de repetir muchas veces una mentira hasta que acabe siendo verdad, pero no le funciona. Por suerte el debate sobre Doñana ha escalado a nivel nacional y hay una pugna por instaurar marcos y canalizar todo el caudal de protestas hacia un lado o hacia otro de cara al 28 de mayo. El conflicto en Doñana está abierto y todos los partidos, sean de donde sean, deberían hablar de ello. Hacer del tema un debate abierto en todo el país es la única forma que pase de lo local y del monopolio del PP. Los andaluces y andaluzas hemos estado durante mucho tiempo solos en la protección de Doñana. Paradójicamente solo era Europa quien acompañaba. Por eso mismo, los políticos nacionales deben andar con cuidado. Nadie puede hablar con más propiedad que quienes han estado ahí todo este tiempo. Pedro Sánchez hace bien en bajar a Doñana y hablar sobre ello en sus ruedas de prensa, pero tiene que sacudirse un poco los estereotipos y la crítica barata que habla de cortijos y señoritos. ¿Se le ocurriría llamar a cualquier otro presidente de cualquier otra Comunidad Autónoma "dueño de un cortijo"?

Doñana es la joya de la corona, la punta del iceberg, el símbolo de lo que podrá ocurrir en otros lugares con características similares si no se frena con contundencia el negacionismo climático y el destrozo del medio ambiente mediante prácticas ilegales. Doñana es la oportunidad para poner sobre la mesa el problema del agua en este país. Debemos adelantarnos y exigir a quienes gobiernan planes a corto y a largo plazo para evitar que los cortes de agua sean cada vez más comunes en nuestro día a día. En una España más seca, especialmente el sur, debemos establecer prioridades como forma de protección de la mayoría. Porque si no nos adelantamos, los 109 campos de golf que hay en Andalucía seguirán en funcionamiento mientras pueblos enteros sufren restricciones y nuestros acuíferos se secan por culpa de regadíos ilegales.

Doñana es un aviso. Es una alerta que nos recuerda cuál es el modelo detrás de la cara amable de "Juanma". Doñana es por donde salen todos los demonios y se caen las máscaras. Doñana debe ser intocable porque si cae ella, ya no habrá nada que pueda salvarse de las garras del electoralismo de mercado del Partido Popular.

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