Otras miradas

Primero el Estado, después la Xunta: la próxima Galicia progresista

Borja San Ramón

Coordinador nacional de Podemos Galicia

Vista general del pleno del Parlamento de Galicia, en una foto de archivo. E.P./Álvaro Ballesteros
Vista general del pleno del Parlamento de Galicia, en una foto de archivo. E.P./Álvaro Ballesteros

Galicia es un país de futuro

Las elecciones generales dejan en nuestro país un panorama para la esperanza pero que necesitará de audacia, mucho trabajo y una hoja de ruta compartida entre todos los actores de la izquierda gallega.

La diversidad de la sociedad gallega permite tener tres sensibilidades políticas que representen a todo el ecosistema progresista y transformador del país. Si las tres fuerzas están representadas, con el peso parlamentario que dicten las gallegas, las posibilidades de que el PPdeG sea oposición también en nuestro país aumentan exponencialmente. Estas elecciones lo certifican, dándole más del 50% de los votos al bloque de izquierdas.

La necesidad de tener esa hoja de ruta entre las distintas fuerzas de socialdemócratas con el PSdeG a la cabeza, nacionalistas con el Bloque Nacionalista Galego, y de ruptura y confederal con la coalición Sumar Galicia, junto con los movimientos sociales y organizados de nuestro país, es la que puede permitir tener un Gobierno alternativo.

Para esto debería ser condición de necesidad saber leer como se escenificó en el debate en la televisión pública el bloque plurinacional, representado por el PSOE y Sumar, el cual fue capaz de dejar de competir intrabloques y ofrecer a la sociedad española un proyecto de Estado, frente a una derecha que ni siquiera fue capaz de dialogar entre ella.

Galicia tiene muchos retos por delante en los próximos diez años. El cambio climático provoca que nuestro país sea reclamo para muchos refugiados climáticos y es probable que en el próximo lustro podamos ver un trasvase de población hacia nuestras costas en un fenómeno parecido al que vivieron en las islas o en el Mediterráneo en los años 90. A ello se une la problemática que ya comenzamos a vivir con la vivienda y la gentrificación. Por no hablar de la dejadez y desmantelamiento planificado de nuestra sanidad y de nuestra educación públicas.

La gestión eficaz y pensando en las gallegas de la necesaria transición ecológica, la reindustrialización a través de empleos verdes y nuestra soberanía alimentaria y energética, sitúan a nuestro país como pieza clave en lo que viene. No podemos permitirnos que la vida pública del país siga siendo administrada por el PPdG de Alfonso Rueda, con un Gobierno que no se va a atrever a tomar las riendas y que va a vender a precio de saldo a sus amigos nuestras posibilidades de futuro.

Sumar Galicia como frente confederal

Para poder conseguir que la alternativa a Rueda sea competitiva y atractiva para las gallegas, el BNG necesita entender que el país que ha proyectado no coincide con el país moderno y ambicioso que muchas gallegas queremos. El PSdeG tiene tarea por delante, sobre todo a la hora de definir su liderazgo en Galicia el próximo Septiembre y dejar de ser un partido fundamentalmente municipalista como lleva siendo la última década.

Pero sin querer entrar en casa ajena, me voy a centrar en las tareas que le tocan al espacio de ruptura y confederal que en estas elecciones presentamos a través de la coalición Sumar Galicia.

Una de las principales tareas de este espacio es aprender las lecciones que las gallegas nos dieron en el ciclo político de 2011-2020. La capacidad y potencialidad de este espacio son enormes, pero precisan dotarse de varias herramientas.

La primera es el respeto de la pluralidad, la autonomía política y la diversidad con una coalición común. Organizaciones como la mía, Podemos Galicia, u otras cómo Izquierda Unida o Movimiento Sumar, y espacios municipalistas que gobiernan distintos ayuntamientos del país, tienen que dotarse de herramientas que sean capaces de construir una dirección política y una institucionalidad común.

El segundo es que la confederalidad tiene que dejar de ser una palabra vacía de contenido; debemos tener capacidad para marcar una hoja de ruta política propia con posiciones diferenciadas y construcción común. La necesidad de organizarnos dentro de un mismo espacio (yo mismo formo parte de una organización política estatal) no tiene que estar reñida con las imprescindibles políticas propias para las gallegas.

El tercero es que las gallegas tienen que ser participes del frente confederal. Eso pasa por ser capaces de que, a la hora de construir programas, direcciones o candidaturas, tengamos un sistema de elección abierto a la ciudadanía y que sea capaz de involucrarla en la toma de decisiones, por lo que tiene que haber un calendario claro ante cualquier convocatoria.

Podemos Galicia ante el próximo ciclo

Podemos Galicia es una organización política fundamental para lo que viene. Lo demostramos en esta campaña, donde nuestra militancia, cuadros y referentes se pusieron a disposición y a trabajar en la candidatura de Sumar Galicia, que obtuvo más de 175.000 votos en Galicia y se consolidó como la tercera fuerza política en el país.

Volvemos a demostrar que por nuestra organización no va a quedar y que nuestra militancia siempre está dispuesta a dejar posiciones de parte por un objetivo común.

Podemos Galicia es la organización que sostuvo la acción política del espacio de izquierdas en los últimos años y con la capacidad de tener una red por todo el país.

Como colectivo los inscritos de Podemos Galicia elegirán una hoja de ruta para estas elecciones gallegas. El horizonte está claro y la necesidad de llevar la iniciativa política para tener un espacio común también.

Nuestra organización nació para romper los marcos, ser ambiciosas y gobernar para mejorar la vida de la gente. Toca demostrarlo una vez más.

Hagámoslo posible.

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