Otras miradas

El silencio de la universidad española en el conflicto palestino-israelí

Ramón Soriano

Catedrático emérito de Filosofía del Derecho y Política de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla

Fachada de la Universidad de Córdoba.
Fachada de la Universidad de Córdoba.

Las declaraciones institucionales de las universidades españolas sobre el conflicto de 75 años entre Israel y Palestina se cuentan con los dedos de las manos. Una cifra insignificante en comparación con las 89 universidades (públicas y privadas) de nuestro país. Llama la atención las escasas declaraciones de las universidades españolas sobre la guerra Palestina-Israel y que las pocas que han tenido lugar se hayan producido a cuentagotas y conforme pasaba el tiempo. Ha habido declaraciones de la CRUE (conferencia de rectores/as de las universidades españolas), de las universidades catalanas, de las dos universidades canarias, del Laboratorio de Ideas y Prácticas Políticas de la Universidad Pablo de Olavide y de la Universidad de Granada. La Universidad de Jaén se adhirió sin más a la primera declaración, corta y descafeinada, de la CRUE de 17 de octubre de 2023.  

Cuando hablamos de declaraciones de las universidades nos referimos a las de sus órganos de gobierno, pues lo más significativo es que hasta la fecha las universidades españolas no se han pronunciado por medio de sus Claustros. Las universidades se deben expresar en asuntos de gravedad, como el que nos ocupa, por medio de su órgano de representación, en el que están presentes profesores, alumnos y personal administrativo y de servicios, el Claustro, que obviamente tiene mayor peso y legitimidad que el Rector/a o el Consejo o la Junta de Gobierno. No tengo constancia de una declaración de un Claustro universitario, a pesar de que algunos profesores/as han solicitado el pronunciamiento del órgano de representación universitario, como ha sucedido en la Universidad de Granada. 

Considero que la actitud de las universidades españolas en general se caracteriza por las siguientes notas: 

La diferencia entre el silencio de la institución universitaria y el mayor activismo de la comunidad universitaria  

Los universitarios/as se mueven progresivamente con más intensidad celebrando seminarios, mesas redondas, conferencias, encierros y huelgas de los estudiantes, etc., en relación con el conflicto, mostrando claramente el divorcio entre la universidad-comunidad y la universidad-institución. 


La comunidad universitaria en España ha fundado varias organizaciones contra el genocidio de Israel, solicitando algunas de ellas la ruptura de relaciones de las universidades españolas con Israel, y lamentando la pasividad de las instituciones universitarias. Destaco tres hechos relevantes.

La Red Universitaria por Palestina cuenta con el compromiso de Francesca Albanese, Relatora Especial de Naciones Unidas para los Territorios Ocupados Palestinos, para participar online en ámbitos universitarios, y anima a la celebración en las universidades de todo tipo de actos de solidaridad con Palestina.

En la Universidad de Granada más de doscientos profesores y personal administrativo y de servicios han publicado un manifiesto con duras expresiones no frecuentes en las declaraciones habituales: apartheid de los palestinos de Gaza, ocupación ilegal de territorios palestinos, política colonial, limpieza étnica, ruptura de relaciones de la universidad con Israel.


Y finalmente el comunicado de la Asociación del Profesorado de Derecho Internacional y Relaciones Internacionales, masivamente firmada por el profesorado, mucho más extensa que cualquier otra declaración habida, abarcando un elenco amplio de garantías jurídicas para la población palestina, como corresponde a una asociación de juristas. 

Con todo, se trata de actuaciones, comunicados, declaraciones y manifiestos, que representan una porción pequeña en el conjunto de las 89 universidades del país.  

El silencio sobre el conflicto palestino-israelí contra las señas de identidad de las universidades españolas 

Las universidades españolas se caracterizan por dos señas sobresalientes: la primera es que son instituciones autónomas, precisamente para preservar sus actuaciones de injerencias externas. Expresa el art. 27. 10 de la Constitución: "Se reconoce la autonomía de las Universidades, en los términos que la ley establezca". La Constitución confiere el carácter de autonomía a las universidades y a las comunidades autónomas. La segunda seña es la garantía y el cultivo de la libertad de expresión y del pensamiento crítico. Ambos figuran como elementos esenciales en la misión y preámbulo de los estatutos de las universidades. 


Sorprende, pues, que en virtud de estos rasgos -autonomía y libertad crítica- tantas universidades españolas hayan permanecido en silencio, sin haber proclamado una declaración institucional. La cosa es muy grave, porque se ha producido una renuncia de las universidades españolas a sus señas de identidad 

El silencio de las universidades públicas, no obstante estar financiadas con presupuestos públicos y sin los riesgos del mecenazgo de las universidades extranjeras 

Es incomprensible que las universidades públicas no se manifiesten con más asiduidad, porque son financiadas en gran parte por el erario público. No se deben a sus mecenas, como les pasa a las universidades estadounidenses, financiadas por empresas y particulares con grandes conexiones de todo tipo con Israel y los judíos estadounidenses. Lo que explica la caza de brujas allí emprendida, en cuyas redes ya han caído algunas rectoras. Los mecenas han irrumpido con fuerza negándose a financiar a las universidades díscolas (entiéndase las que critican a Israel). 

Algunos responsables de estas universidades se han salido por la tangente y no han seguido el ejemplo cauto del presidente de Estados Unidos, entregado el primero de la fila al genocidio de su "amigo eterno" Israel. Han sido, pues, recriminados por los patronos económicos de sus universidades. "Quien paga, manda".  


Las universidades españolas públicas no adolecen de estas limitaciones, lo que hace extraña su actitud distante del genocidio palestino. 

El silencio inexplicable de las universidades españolas ante el hecho de que las universidades de Gaza han sido bombardeadas y varias destruidas al completo 

No se han salvado las instituciones universitarias de la destrucción programada por el Gobierno israelí, lo que hace más sorprendente la ausencia de declaración institucional de los claustros y órganos de gobierno de nuestras universidades, ya que están directamente concernidas. Tras los últimos acontecimientos ya se ha visto clara la intencionalidad de Israel.

Era necesario el genocidio de los palestinos de Gaza para obligarles a abandonar su territorio -lo que están consiguiendo- y posteriormente apoderarse de todo su territorio. ¿Alguien puede dudarlo ahora? Y en esta intencionalidad genocida se sitúa -tenía que situarse- la destrucción de las universidades, para que la extensa e instruida población juvenil de Gaza percibiera sin dudas que su futuro había sido cercenado. Gaza es el pueblo de su entorno con menor cifra de analfabetos y con mayor número de universitarios en términos comparativos de población.    


Los puntos críticos de las escasas declaraciones institucionales de las universidades españolas  

La primera declaración de la CRUE es muy escueta y generalista: rechazo de la escalada bélica, solidaridad con la población civil y comunidades universitarias de Israel y Palestina, ruego de que la diplomacia resuelva el conflicto. La segunda declaración ya entra más en materia. 

Hay una coincidencia en los puntos de la crítica de las universidades. La diferencia reside en que en algunas declaraciones la crítica es más extensa y profunda. También se observa un mayor número de reprobaciones, a medida que se desarrollan los acontecimientos bélicos. Se ve palpablemente en las instituciones universitarias que han efectuado dos declaraciones, como la CRUE y la asociación de las universidades catalanas. Señalo tres datos a destacar:  

Primero: En general las declaraciones son puntuales en la crítica y no se retrotraen al dominio y opresión de Israel desde hace muchos años. Es como pretender una foto fija de la actualidad: Hamás ha cometido un crimen abominable e Israel igualmente o más aun arrasando el territorio de Gaza y asesinando a civiles. La excepción es la declaración contundente de las universidades catalanas -la ACUP-, que expresa: denuncia de la situación creada por décadas de ocupación de los territorios palestinos.


Segundo: No suelen aludir al futuro político de Palestina e Israel, quizás porque es una cuestión complicada y no quieren comprometerse. La alusión a un Estado palestino apenas está presente. La excepción es la del Centro de Investigación Laboratorio de Ideas y Prácticas Políticas, de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla, que introduce un punto nuevo: la defensa de la creación o bien de un Estado palestino laico y democrático o de un Estado único laico y democrático en el territorio israelí y palestino. Si ya es difícil erigir un Estado para Palestina, todavía lo es más un único Estado, que englobe a Palestina e Israel. Creo que después de los acontecimientos actuales, imposible. 

Tercero: La Universidad de Granada ha dado un paso más, al añadir a una declaración de defensa de Palestina, la prestación de asistencia psicológica y económica a la población palestina y la creación de un fondo especial de ayudas. La soledad de esta universidad, única dispensadora de esta clase de ayuda, retrata bien los márgenes distantes, en los que se desenvuelven las universidades españolas en relación con Palestina.

Más Noticias