Otras miradas

Las 'swifties' y los ojos en Rafah

Guillermo Zapata

Escritor y guionista

Taylor Swift durante su concierto en Madrid y la imagen generada por IA que se ha vuelto viral en Instagram.- EFE/Público.
Taylor Swift durante su concierto en Madrid y la imagen generada por IA que se ha vuelto viral en Instagram.- EFE/Público.

Esta semana estuvo en Madrid el "Eras Tour", la gira mundial que supone la consagración definitiva de Taylor Swift a nivel internacional. Esta columna la escribe un fan. No sólo un fan de Taylor Swift, sino un fan, en general, de cosas.

Las 'swifties', como se conoce a las fans de Taylor Swift, son una de las experiencias juveniles más interesantes que tenemos a nuestro alcance en la cultura mainstream. Las hemos visto desplegarse con toda su potencia esta semana en España y, salvo excepciones, las hemos mirado con desdén y cierta superioridad moral. No es algo nuevo. Así se ha mirado históricamente a todos los fans que se salieran de cierto canon de único gusto al que se le toleran pasiones: el deporte y, en concreto, el fútbol- y últimamente El Club de la Lucha y/o El Joker-.

En cualquier caso, tampoco cabe lamentarse ni victimizarse. Las 'swifties' no son precisamente una subcultura ignota y underground, como no lo son los fans de Star Wars o de Marvel. El gusto dominante es suyo (que demonios, nuestro).

El académico y fan Henry Jenkins lleva toda su vida estudiando la relación entre el fenómeno fan y la participación democrática. Ha escrito libros esenciales como Fans, Bloggers, Gamers; Cultura Convergente y su obra más reciente, escrita de forma colaborativa, Cultura participativa en una era conectada: Una conversación sobre jóvenes, aprendizaje, comercio y política, dónde analiza precisamente como los aprendizajes que vinculan las comunidades de fans para articularse juntas son espacios pedagógicos de primer nivel y tienden a convertir a esos mismos jóvenes en apasionados de otras cosas, como la lectura, la programación o el activismo político.


Las prácticas de las 'swifties' ya han tenido derivas similares, luchando contra Milei o Bolsonaro a través de sus pulseras, defendiendo el feminismo o la inclusividad. Sus prácticas de encuentro, códigos compartidos, etc. tienen una larguísima tradición poco reconocida y que casi siempre ha tenido un componente de género muy importante. Por ejemplo, en la tradición del fanfic, dónde son las mujeres las grandes protagonistas, llenando a los habitualmente hieráticos personajes masculinos del mainstream de pasiones ocultas y no tan ocultas. Todas esas formas de comunidad se han mezclado ahora con el lenguaje de las redes, con los trends de TikTok y con todo lo que hemos aprendido del kpop, quizás la expresión más potente junto con las 'swifties' de esta nueva forma de entender la cultura.

Mientras las 'swifties' se preparaban para su concierto, el Estado de Israel asesinaba a 50 refugiados en Rafah, entre ellos varios niños y niños. Todo el mundo conoce lo sucedido. La noticia (y las imágenes) han dado la vuelta al mundo. Unas horas después de la terrible matanza empezó a moverse por Instagram una imagen realizada con Inteligencia Artificial que decía "All Eyes on Rafah", que sería algo así como "Todos mirando a Rafah". En este momento la imagen ha sido compartida más de 40 millones de veces. Es prácticamente imposible que si tienes un usuario de Instagram no lo hayas visto. El éxito de la imagen ha llevado a varias discusiones muy interesantes sobre activismo, compromiso, etcétera.

Las líneas críticas con la imagen son de tres tipos. Por un lado, sobre el uso de la Inteligencia Artificial para su elaboración (aunque estas no son las mayoritarias); por otro, por la renuncia de recoger imágenes reales sobre lo sucedido en Rafah y en tercer lugar por no apelar a nada más que a compartir la imagen, con lo que el nivel de compromiso con el horror de Palestina es muy pequeño o sirve más cómo alivio propio que como ayuda a otros. Una cosa curiosa que ha sucedido es que la imagen ha tenido una derivada con otro que viene a decir: "Has movido el meme hecho con IA sobre Rafah, mueve ahora este con la imagen real de lo sucedido", pero la imagen que aparece (un plano cenital de unos cuerpos asesinados tapados con sábanas blancas) es de Palestina, pero no es de Rafah.


Lo que me parece interesante del fenómeno y el debate es lo que me parece que puede aprender precisamente del ejemplo de las 'swifties'. El asunto no es tanto criticar el nivel de compromiso con una causa, sino encontrar qué hay en ella que ha llevado a movilizar emocionalmente a alguien y pensar entonces cómo se podría construir mayores niveles de presión a través de esas herramientas. Las 'swifties' tejen comunidades sobre aquello que aman, el activismo digital puede hacerlo sobre aquello que le preocupa. Precisamente, que la imagen llamara a tener una actitud vigilante sobre lo que estaba pasando en Rafah después de la matanza nos recuerda que la comunicación digital tiene más que ver con la conmoción que con la conciencia y funciona siempre dentro un flujo. No es necesario que se muevan las imágenes reales. La imagen funciona porque otras imágenes ya han circulado. Funciona porque la gente ya lo entiende.

Por tanto, el objetivo es pensar cómo hacer más denso y sostener durante más tiempo ese compromiso que nace de la conmoción. Para eso hacen falta herramientas fáciles de usar (las 'swifties' han creado todo un lenguaje de encuentro a través de sus pulseras) y que se ajusten al tipo de atención que tenemos disponible en internet, que es muy limitada y dispersa por las propias condiciones del algoritmo y de nuestras vidas.

Quizás en algún momento del Eras Tour, los ojos de Rafah y las 'swifties' se encuentren de alguna manera. Todo es poco, nada es suficiente, pero todo suma para parar un genocidio.


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