Federico Mayor Zaragoza
Presidente de la Fundación Cultura de Paz
¡Qué bien que la Alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, cuando vuelven a sonar aciagos tambores de guerra, haya convocado, conjuntamente con la Alcaldesa de París, Anne Hidalgo, este Foro para que las ciudades promuevan la paz y la concordia, la educación para la convivencia y la solidaridad!
¡Qué bien que nos eduquemos todos para poder transitar, al fin, desde una cultura de imposición, dominio, violencia y guerra a una cultura de encuentro, conocimiento recíproco, conversación, conciliación, alianza y paz! Desde el origen de los tiempos, los seres humanos confinados en espacios muy limitados territorial e intelectualmente... temerosos, silenciosos, obedientes, ignorantes... Pero ahora, por fin, ya serán "Nosotros, los pueblos"... como tan lúcidamente se inicia la Carta de las Naciones Unidas, los que tomarán en sus manos las riendas del destino común.
Educación para la paz significa, como establece la Constitución de la UNESCO, "ser libres y responsables" y ejercer plenamente las facultades distintivas de la especie humana: reflexionar, imaginar, anticiparse, ¡crear! Cada ser humano único capaz de crear, nuestra esperanza. Todos diversos, hasta el límite de la unicidad, todos iguales en dignidad, todos unidos por la justicia, la libertad, la igualdad y la solidaridad. Educación para la paz que nos permita hacer frente al acoso del inmenso poder mediático que convierte a muchos en espectadores obcecados e impasibles. Esta "arma de distracción masiva", en feliz expresión de Soledad Gallego, que lleva a la globalización de la indiferencia, a la que ha aludido el Papa Francisco.
Educación para la paz, para com-partir, para co-operar, para com-prometerse, para com-padecer..., para con-vivir, ¡para des-vivirse! Educación que no debe confundirse con capacitación, conocimiento que no debe confundirse con información, información que no debe confundirse con noticia. Aprender a ser y no aprender a tener, como promueven las hojas de ruta de las grandes corporaciones económicas para los procesos educativos. Porque corremos el riesgo de llegar a tener muchas cosas, a ser dueños de mucho excepto de nosotros mismos.
¡Com-partir, partir con los demás, para convivir armoniosamente! Este es el gran objetivo que hoy nos fijamos para, rápidamente, terminar con la vergüenza de la Europa insolidaria que en lugar de incrementar la ayuda al desarrollo la ha reducido hasta prácticamente desaparecer... Europa que no cumple con el deber de acoger a los refugiados... La Europa del Mediterráneo ensangrentado y fosa común... Hace tan sólo unas semanas, los "cuatro grandes" –Francia, Italia, Alemania y España- se reunieron para preparar el 60 aniversario del Tratado de Roma. Y cuando todos pensábamos que iban a anunciar que volveríamos a situar al frente de nuestro comportamiento cotidiano los valores y principios que guiaron el Tratado fundacional de la Unión Europea, cuando pensábamos que iban a favorecer una unión política, social, cultural y económica para que se superara de una vez la vergüenza de una unión estrictamente monetaria... cuando pensábamos que iban a reclamar rápidamente la refundación de un sistema multilateral democrático... lo único que se les ocurrió fue incrementar el presupuesto de seguridad militar... ¿Y la seguridad alimentaria, de salud, del cuidado del medio ambiente, educativa, laboral de los que viven dentro de estos territorios cuyas fronteras están tan celosamente vigiladas?
Pero, peor todavía, al día siguiente, el G-7 se reunía en Roma y sus miembros no sólo asentían cabizbajos a las ínfulas guerreras del insólito Presidente Trump y elevaban así mismo el presupuesto de defensa, sino que ¡eliminaban de la agenda el cumplimiento de los Acuerdos sobre Cambio Climático de París y el de los Objetivos de Desarrollo Sostenible!
Y todo ello acontece cuando por primera vez en la historia nos hallamos ante procesos potencialmente irreversibles que nos apremian a la acción porque podemos llegar a puntos de no retorno, porque podemos dejar un legado a las generaciones venideras de una habitabilidad deteriorada, una calidad de vida inferior, una Tierra "desvencijada". Y sin embargo, inconscientes, en lugar de exigir el estricto cumplimiento de los Acuerdos sobre Cambio Climático y Desarrollo Sostenible, accedemos con tibieza a que sean los mercados y los grupos plutocráticos con los que el neoliberalismo sustituyó en la década de los ochenta a las Naciones Unidas, quienes sigan marcando directrices que conducen al enfrentamiento, al desconcierto conceptual y práctico en que hoy se halla sumida la humanidad, a las acciones bélicas, con la gravedad inmensa y la repercusión que ha tenido la invasión de Irak basada en la simulación y la mentira... todo ello sin la anuencia del Consejo de Seguridad...
Por eso es tan importante y oportuno este Foro que se celebra en Madrid y desde Madrid, para proclamar que a partir de ahora será la ciudadanía la que, en grandes clamores populares, se opondrá a las acciones de guerra, y a la insolidaridad, y a los brotes de xenofobia, racismo y prevalencia de unos sobre otros... Ahora, sí, ahora ya es posible en Madrid y desde Madrid, porque lo más importante que ha sucedido en los últimos años y nos llena de esperanza es que, gracias a la tecnología digital, sabemos lo que acontece en todo el orbe y podemos expresar libremente nuestros puntos de vista, podemos participar, para que, por fin, la ciudadanía consiga que la democracia formal se convierta en democracia genuina.
Pero, sobre todo, la mujer. Sobre todo la mujer, marginada desde el origen de los tiempos por un poder absoluto masculino que, ahora, desde hace tan sólo unos años, ya empieza con sus facultades inherentes, a tomar parte progresivamente en la toma de decisiones a escala local, regional y mundial. La mujer, protagonista de la nueva era. Me gusta repetir lo que el Presidente Nelson Mandela, el hombre que demostró que muchos imposibles hoy son posibles mañana, me dijo un atardecer de 1996 en Pretoria: "La mujer es la piedra angular de la nueva era porque sólo excepcionalmente utiliza la fuerza, cuando el hombre sólo excepcionalmente no la utiliza".
Tres nuevos protagonistas, desde Madrid, en Madrid: la mujer, la ciudadanía, la ciudad.
Gracias a los centenares de Alcaldesas y Alcaldes que se han congregado en Madrid para proclamar, en nombre de miles de municipios del mundo, que las ciudades serán desde ahora los grandes baluartes de la paz. "La solución radica en escuchar. Escuchar sin límites la voz de todos y crear una conciencia colectiva", dijo la Alcaldesa de Madrid al inaugurar el Foro.
Ahora ya podemos sustituir el perverso adagio de "si quieres la paz prepara la guerra" por "si quieres la paz, prepara la palabra", la mediación, la conciliación. Ya lo dijo Blas Infante: "Nos quedará la palabra". Lo subrayó la Alcaldesa de París en su alocución inaugural: "La solución es pasar de la razón de la fuerza a la fuerza de la razón, de la violencia a la palabra".
En Madrid, desde Madrid, Alcaldes y ciudadanía reiteran el papel crucial de las ciudades en la gobernanza y reconducción de las presentes tendencias en un mundo que ha perdido la brújula y necesita reinventarse con urgencia. En Madrid, desde Madrid le enviamos al mundo un mensaje de alerta y compromiso general sobre el principio fundamental de la igual dignidad de todos los seres humanos, subrayando que no debe consentirse que rebroten los sentimientos de dogmatismo, fanatismo o prevalencia. Memoria del pasado. Debemos tener buena memoria de lo que sucedió, porque los pueblos sin memoria del pasado son pueblos sin futuro.
Estoy más convencido que nunca de que el poder ciudadano es tan potente como inexplotado. Constituye una fuerza extraordinaria pero adormecida. Ha llegado el momento de reaccionar, de que cada ser humano ocupe el lugar que le corresponde.
Han sido siglos de predominio de la fuerza sobre la razón, del músculo sobre la mente, de la imposición sobre el diálogo.
Hasta los principios universales que guiaban el comportamiento de la gente brillando –cuando más oscura es la noche- en su firmamento de ideas, ideales e ideologías, han sido arrumbados hace unas décadas y sustituidos por los avatares del mercado.
Educación para la paz sí pero no sólo en las escuelas, en las aulas, sino también en los medios de comunicación y, sobre todo, educación para la paz en los gobernantes y parlamentarios, porque "más vale un ejemplo que cien sermones"... y estamos saturados de muchos ejemplos deplorables.
Quisiera terminar con estos versos extraordinarios de José Ángel Valente en su poema "Sobre el tiempo presente":
"Escribo desde un naufragio. / Escribo sobre el tiempo presente. / Escribo sobre la latitud del dolor, / sobre lo que hemos destruido / ante todo en nosotros... / Escribo desde la noche, / desde el clamor del hambre y del trasmundo, / desde la mano que se cierra opaca, / desde el genocidio, / desde los niños infinitamente muertos,.../ Pero escribo también desde la vida, escribo, hermano mío, de un tiempo venidero".
¡Es tiempo de alzarse!, exclamó proféticamente Valente. Es tiempo de grandes clamores, desde Madrid, desde París y todas las ciudades para hacer posible enderezar las torcidas tendencias actuales... ¡Alzar la voz! No hacerlo sería complicidad. Sería delito.
¡Si quieres la paz prepara la palabra!
Comentarios
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