Otras miradas

Os la pelan las víctimas

Israel Merino

Una señal de tráfico indicando la dirección a Mocejón (Toledo). EUROPA PRESS/Juan Moreno
Una señal de tráfico indicando la dirección a Mocejón (Toledo). EUROPA PRESS/Juan Moreno

Un niño ha sido brutalmente asesinado en Mocejón y no habéis tardado ni diez horas en salir cuales buitres bebecharcos a criminalizar a todo un colectivo de personas; un niño ha recibido más de once brutales puñaladas en el pecho y os ha faltado tiempo para usar su muerte, sin que siquiera estén sus padres con el corazón roto por no haber podido todavía ni asimilarlo, para sacarle el rédito político más sarnoso, inhumano, rastrero y patético posible.

La noticia de estos días es que Mateo, de solo diez años, fue apuñalado por un desalmado que luego se dio a la fuga; una noticia horrorosa y traumatizante que sin embargo, los que siempre se erigen como perros falderos de Occidente y sus valores – la paz, la verdad, el respeto – no han dejado escapar para desplegar su arsenal inhumano de odio y bilis repugnante.

Mientras el pueblo de Mocejón todavía se recuperaba del escalofrío de la muerte, no fueron pocos los pseudopolíticos de saldo, influencers egocéntricos y periodistas bochornosos que comenzaron a elucubrar sin ninguna prueba, pues no la tenían, que el asesino del pobre niño había sido de facto uno de los menores extranjeros que se alojan en el hotel del municipio.

Les ha dado absolutamente igual que los responsables de los menores bajo custodia pública salieran a confirmar que todos los chicos estaban vigilados mientras sucedían los hechos; les ha dado absolutamente igual que la propia Guardia Civil describiera al asesino como un hombre caucásico; así como también les ha dado absolutamente igual que el portavoz de la familia, el primo del niño, saliera a pedir por favor que se evitara criminalizar a nadie por su origen étnico: la máquina de mierda y sesgos de confirmación patéticos ya se había encendido y había que ir a por todas, incluso a por el mencionado primo de Mateo – llamémoslo por su nombre, qué menos –, de quien se han encargado de filtrar todo tipo de datos personales en redes para montar vomitivas campañas de acoso y conspiración. ¿Estos son los valores occidentales que decís defender, gárgolas salivosas de purín?

Con la teoría de la conspiración edificada y toda la máquina de acoso humeando cual charco de aceite sucio, ya les da absolutamente igual la identidad final del asesino o que se lo atrape a tiempo para impartir justicia, pues el niño asesinado es lo de menos; da igual lo que le pasara a Mateo, pues a esta piara despreciable e inmoral solo les importan las vidas cuando sirven a sus miserables causas políticas: se la pelan las víctimas; os la pelan las víctimas, sabandijas, y solo buscáis excusas infames para volcar vuestro odio y frustración.

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