Otras miradas

Putin mangonea Italia, un excurso anticipatorio

Luis Moreno

Profesor Emérito de Investigación en el Instituto de Políticas y Bienes Públicos (CSIC)

Vladimir Putin y Silvio Berlusconi, en un encuentro en abril de 2002, en la residencia del dirigente ruso en el balneario de Sochi, en el Mar Negro. AFP/ITAR TASS/POOL
Vladimir Putin y Silvio Berlusconi, en un encuentro en abril de 2002, en la residencia del dirigente ruso en el balneario de Sochi, en el Mar Negro. AFP/ITAR TASS/POOL

A no pocos italianos les encantan las teorías conspirativas. La dietrología se ha acuñado como expresión de quienes creen a pies puntillas que tras (dietro) la apariencia inocente o casual de los eventos sociales se debe indagar siempre y en todo momento. Hay que encontrar un hilo argumental cuasi invisible que todo lo explique. En el desentrañamiento de por qué suceden cosas que no tendrían sentido a primera vista, los dietrólogos pueden combinar razones dicotómicas en su búsqueda de la ‘verdad’. Como, por ejemplo, que la parafascista Georgia Meloni (Fratelli d’Italia, aliada de Vox), pudiera ser manipulada por el imperialista Putin. Por ello, quizá no sea tan descabellado mantener una visión tan disparatada desde atrás siempre que se articulen motivos plausibles y elegantemente expuestos.

Mi colega Daniele Conversi, profesor de investigación Ikerbasque, me hace llegar algunos textos opinativos que sostienen de manera persuasiva que la caída del gobierno Draghi, baluarte europeo frente a la barbarie putinesca, no ha sido simplemente el resultado de otro ‘juego de palacio’ de los partidos de la derecha italiana para aprovecharse de un momento electoral propicio y ocupar el gubernamental Palazzo Chigi. Más bien ha estado mangoneado por parte de Putin dada su conocida influencia con Silvio Berlusconi (Forza Italia) y Mario Savini (Lega), los otros dos líderes que formarán la coalición vencedora. A día de hoy, el triunfo la derecha italiana sería inevitable si las previsiones demoscópicas para el 25 de septiembre se cumplen dado el sistema electoral vigente que le favorece clamorosamente y con el voto disperso del centro izquierda.

Como ya apuntábamos en un anterior artículo, Putin habrá celebrado la evolución de los acontecimientos en el flanco sur de la UE. Si el ingreso de Suecia y Finlandia en la OTAN ha sido un inesperado revés en su batalla emprendida por conquistas territoriales, la caída de Draghi refuerza su estrategia de destrucción (económica, cuando menos) de la UE. A semejante objetivo dan la bienvenida los populismos reaccionarios y los nacionalismos estatalistas de los países comunitarios.

Italia depende energéticamente de fuentes exteriores en un 70%, siendo los hidrocarburos rusos responsables de la cobertura de la quinta parte de sus necesidades de consumo energético. Recuérdense los partidos que estaban al frente del gobierno, cuando se promocionó la construcción de los oleoductos desde Rusia, en tiempos de las visitas de Putin a Berluska en sus residencias turísticas la Costa Esmeralda sarda.

Días antes de que Sergio Mattarella, presidente de la República, anunciase la convocatoria de elecciones, un contingente de dos mil inmigrantes ilegales llegó al saturado centro de refugiados de Lampedusa, isla de entrada de quienes pretenden pasar a la Italia continental y no se ahogan en el intento. Desgraciadamente el clima de agresiva xenofobia ha estremecido a la opinión pública italiana con el asesinato hace unos días a plena luz del día de un vendedor nigeriano en la turística localidad de Civitanova Marche en la costa adriática. El homicida se ha justificado alegando que el inmigrante "pedía insistentemente limosna".

El incremento de la llegada de inmigrantes es un asunto electoral de la máxima relevancia. Azuzado por las conocidas posturas anti inmigratorias de Mario Salvini, la beneficiaria de tales proclamas podría ser la propia Georgia Meloni exmilitante del Movimiento Social Italiano de la posguerra, heredero de la ideas raciales del Duce, y sobre las cuales su líder el publicista Giorgio Almirante se explayó en la revista fascista, La defensa de la raza.

Conviene en este punto recordar algunas ideas que amparaban las leyes raciales fascistas. Entre las aberraciones que promulgaban tales normas se establecía, por ejemplo, la prohibición de usar textos escolares y académicos en cuya redacción hubiese participado de alguna manera un judío. ¿Podrían imaginarse nuestros lectores cuál sería de nuestro mundo sin tales contribuciones escolásticas?

Tras las elecciones del 25 de septiembre y con los amigos de Putin en el ejecutivo italiano, Italia pasaría a ser un país sostén de las aspiraciones de conquistas territoriales de las tropas "Z". En este punto nos atrevemos a darle la vuelta a las disquisiciones dietrológicas para convertirlas en una digresión o excurso anticipatorio de carácter prospectivo. La ventaja de los pronósticos para convalidar la ‘verdad’ futura es simplemente esperar a que se cumplan o no.

¿Podrían imaginarse Uds. que durante la campaña electoral italiana se produjese un incremento descontrolado de miles de inmigrantes procedentes de Libia, ‘empujados’ al mar por la milicias prorrusas en el país norafricano? La ‘invasión africana’ sería un detonante y una poderosa arma electoral arrojadiza, especialmente en los feudos tradicionales de la Lega y Forza Italia del septentrión italiano. Curiosamente sería la romanaccia Meloni quien podría acabar como Presidenta del Consejo de Ministros. Verlo para creerlo. En este ínterin preelectoral al centro izquierda le han cogido con el pie cambiado.

Los italianos nostálgicos del viejo mundo bipolar de la URSS soviética, y de aquellos antiamericanos de la ‘radical chic’, olvidadizos de que fueron las tropas USA y aliadas las que liberaron a su país de la monstruosidad fascista, no parecen darse cuenta de que el objetivo estratégico de Putin es el de romper la UE. Italia es un estado miembro fundamental en el proyecto de Europeización y de defensa de nuestros valores civilizatorios, heredero del mundo grecolatino, nuestro crisol axiológico de referencia. ¿Qué sucederá si las predicciones que ahora se aducen para repensar el sentido del voto no calan en el común de las gentes? ¿Y si los que ahora hablan de la defensa de la patria italiana se alían con Putin? ¿Seguirán siendo patriotas? Alguna respuesta nos dará el 25 de septiembre.

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