Otras miradas

¿Gobierno de Pedro Sánchez o elecciones?

Luis Ángel Hierro

Catedrático de Universidad, exdiputado del PSOE y militante socialista

¿Gobierno de Pedro Sánchez o elecciones?
El presidente del Gobierno en funciones y secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, interviene durante un encuentro en el Ateneo de Madrid, a 4 de septiembre de 2023, en Madrid (España). Eduardo Parra / Europa Press

Transcurridas semanas desde el encargo del Rey a Feijóo para formar gobierno y hechos los paripés posibles, la realidad política es la que es, la que proporciona la Aritmética del Congreso:

- Primero, existe una clara mayoría de derechas en el Congreso PP + Vox + Junts + PNV + CC + UPN = 137 + 33 +7 +5 +1 +1 = 184.

- Segundo, esa mayoría no puede generar coalición de gobierno ya que la dimensión territorial de su nacionalismo los divide en dos frentes: la derecha nacionalista española, PP + Vox + CC + UPN = 137 + 33 + 1 + 1 = 172 y la derecha nacionalista vasco/catalana, Junts + PNV = 7 + 5 = 12. El nacionalismo vasco y el independentismo catalán son irreconciliables con el españolismo de ultraderecha, por tanto, Feijóo no gobernará mientras dependa de la derecha vasco/catalana y necesite a Vox a la vez. Punto y final a la investidura de Feijóo.

- Tercero, la izquierda, PSOE + Sumar + ERC + EHBildu + BNG=121+31+7+6+1=166, no tiene escaños suficientes para formar gobierno.

- Cuarto, con esta aritmética la única alternativa viable para formar un gobierno es unir el bloque de izquierda con el bloque de derecha nacionalista vasco/catalana, PSOE + Sumar + ERC + EH Bildu + BNG + Junts + PNV = 121 + 31 + 7 + 6 + 1 + 7 + 5 = 178. Esta alternativa es viable porque el PSOE es un partido federalista y no genera animadversión entre independentistas catalanes.

Esta es la aritmética del Congreso y no hay más. Así que pasado el paripé de la investidura de Feijóo tendremos que abordar la verdadera cuestión: ¿Gobierno de Pedro Sánchez o elecciones? En esta decisión, la derecha nacionalista vasca no es problema, es demócrata cristiana, en la derecha lo más cercano a la socialdemocracia, gobierna con el PSE en Euskadi y sus diputaciones, trabajan en común desde hace mucho tiempo y el entendimiento es fácil. El problema es Junts.

La derecha catalana se transmutó de nacionalista a independentista radical, convocó dos referéndums ilegales, proclamó unilateralmente la independencia y Puigdemont huyó. Los republicanos de ERC y una parte de los compañeros de Puigdemont no huyeron y fueron a la cárcel, ya están fuera, pero Puigdemont aún no ha sido juzgado. Desde su exilio, se niega a reconocer la legitimidad de la Constitución de 1978, no renuncia a actuar al margen de la misma, exige un referéndum de independencia también inconstitucional y no quiere someterse a la justicia española. El ideal de Puigdemont, y de los compañeros no juzgados que le acompañan después de destruir dos partidos (Convergencia y PDeCAT), sigue este orden: primero, no soportar el coste judicial de sus acciones, una vez que el Parlamento Europeo ha levantado su inmunidad; y segundo, seguir viviendo la ilusión del referéndum de independencia.

En esta situación el PSOE debe valorar qué está dispuesto a pactar y a cambio de qué. Pedro Sánchez tiene a su alrededor un personal con grandes conocimientos para evaluar la situación y diseñar propuestas de negociación. Los militantes socialistas de base carecemos de esos instrumentos, pero aportamos una visión más neutral al no estar afectados directamente por el resultado de las negociaciones. Mi aún compañero del PSOE, Felipe González, ha vuelto a levantar la mano para dar su opinión y decirle a Pedro Sánchez que todo lo que pide Junts es inconstitucional, pero su postura no aporta nada nuevo. Ya sabemos que él prefiere que gobierne el PP antes de que haya ministros comunistas y políticas económicas no liberales. En eso coincide con Abascal. Solo un consejo, si me lo permite Felipe, debería cuidarse no vaya a caer en un proceso de tamamización.

Por mi parte, voy a intentar aportar una perspectiva nueva, por supuesto menos importante que la de Felipe, pero que lo mismo puede contribuir a ayudar a valorar hasta dónde merece la pena llegar en las concesiones al independentismo catalán.

En economía se afirma que los sujetos tenemos expectativas adaptativas, es decir, que pensamos que en el futuro inmediato se va a reproducir el pasado, pero también se afirma es más racional definir nuestras previsiones teniendo en cuenta la información más actual de la que dispongamos. Pues bien, en la mente de los socialistas está la magnífica gestión del gobierno de Sánchez, tanto en lo económico como en lo social, y por las expectativas adaptativas pensamos que esa gestión de izquierdas se va a poder mantener. Pero, si somos racionales y nos fijamos en la información que nos aporta el resultado electoral, la realidad es que el tipo de gobierno no se va a poder mantener, porque la aritmética del Congreso ha cambiado y la derecha no lo va a permitir.

Cada vez que el gobierno intente aprobar una ley la derecha podrá enmendarla y aprobarla con un contenido completamente contrario. Se acabaron los impuestos a los más ricos y a la banca, la recuperación de derechos laborales, las mejoras del salario mínimo..., Si pensamos que va a poder seguir todo igual que en la legislatura anterior, estamos totalmente equivocados. Lo racional es pensar que la próxima legislatura será la de la parálisis, la izquierda controla la Mesa del Congreso y la derecha el Pleno, por lo tanto, o las leyes se paralizan en su tramitación o las que salgan no serán de izquierdas. Siendo esto así estaríamos avocados a una legislatura muy corta y poco útil y el PSOE debería enfrentarse a nuevas elecciones con un tremendo desgaste por pactar con el independentismo para nada. La derecha mediática aún está en shock, pero pronto saldrá del mismo y volverá como jabalí herido acusando de traición.

Con esta perspectiva ¿cuál es mi postura? Creo que el PSOE está necesitado de Junts para gobernar, pero que Junts y sobre todo Puigdemont está más necesitado del PSOE para poder salvarse de la justicia. No podemos ir a una negociación pensando que el PSOE es el único beneficiado. Creo que es razonable ofrecer al nacionalismo catalán una salida de sus problemas judiciales, pero debe ser a cambio de la vuelta a la lealtad constitucional que debe ser manifestada con su participación en el gobierno de España.

Puede que resulte extraño mi razonamiento, pero creo que es completamente lógico. ¿Qué es lo que no ha hecho nunca el nacionalismo vasco y catalán? Participar en el gobierno de España. Pues eso es lo que hay que pedirle. Ellos piden el máximo y nosotros también. El día que un diputado de Junts entre en el gobierno de España al independentismo catalán le ocurrirá lo mismo que le ocurrió a Herri Batasuna el 23 de junio de 2011 cuando Martín Garitano fue presidente de la Diputación Foral de Gipuzcoa. Ese día cambió su perspectiva de las instituciones políticas constitucionales y cuatro meses más tarde ETA anunció el fin de la violencia.

En todo caso, si al final de la negociación no hay acuerdo, el PSOE no debe tener miedo de ir a elecciones. Por dos razones: porque habrá hecho lo que debía, evitar una legislatura fallida y dar la voz de nuevo a la ciudadanía; y porque no debemos ir muy mal cuando la derecha mediática no nos bombardea con encuestas post electorales. Ahí lo dejo.

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