Otras miradas

Sobre el dolor, la 'media jornada' y la generación de cristal

Miguel Gómez Garrido

Miembro del Instituto de Estudios Culturales y Cambio Social

Sobre el dolor, la 'media jornada' y la generación de cristal
Tortilla de patatas en el restaurante Casa Dani en el Mercado de La Paz, a 3 de abril de 2023, en Madrid (España). Alberto Ortega / Europa Press

"Que hacen diez horas...¡qué dolor!". Por culpa de este chascarrillo cuñado dirigido hacia los jóvenes, ha sido noticia a lo largo de la semana el presidente de la Confederación Empresarial de Hostelería de España, José Luis Yzuel. En una conferencia en la que jugaba en casa, Yzuel se permitió soltar una serie de perlas que, para él, son verdades como templos. Y con guasa de la fina: "Pues toda la vida en hostelería hemos hecho media jornada: de doce a doce"

Hay mucho que comentar solo de este fragmento. La primera parte es la palabra dolor. ¿Por qué este hombre bromea con un concepto tan grave? Porque no es para tanto. Quiere quitarle hierro a las quejas de la llamada generación de cristal: esa que alza la voz, esa que protesta, esa que se mueve, esa que pide bajas laborales por salud mental y que antepone su dignidad a aceptar un trabajo de mierda. 

Yzuel, por el contrario, es el pregonero del esfuerzo boomer: los jóvenes son blandos pero ellos duros. A ellos nadie les ha regalado nada y los chavales de hoy en día han crecido entre algodones. Este discurso justifica, por tanto, que ellos vivan bien y los jóvenes no. Ellos, en fin, se lo han ganado.

En un sketch increíble de los Monty Python, llamado Four Yorkshiremen, los cómicos ingleses aluden a este mismo tópico universal. Cuatro señores mayores sentados en butacas con trajes elegantes pontifican sobre lo fácil que lo tienen los jóvenes de su tiempo en comparación a lo que han vivido ellos. En su juego gana quien más miente y quién más exagera: si uno ha vivido en una habitación pequeña, otro en una caja de zapatos, y otro, en un charco. Si mengano trabajaba 18 horas al día, fulano 26. Es una competición indigna, falsa y ridícula por la dignidad y la honra. La dignidad y la honra, claro, de ser más explotados y maltratados que su par. El sketch es de 1967.

Ambos, el sketch y el corte viral, comparten otra clave: la revisión amable del pasado e incluso la nostalgia hacia el mismo. Es lógico: si que te hayan pisoteado tus derechos en el pasado te ha convertido un hombre de provecho, debemos concluir que pisotear derechos en realidad es una buena idea y que la mili enseña, foguea y curte.


Es en este lugar común del pensamiento donde descansa la convicción con la que se llena la boca el representante de los hosteleros. Como el pasado siempre fue peor (y mejor, a la vez), las doce horas de trabajo son pan comido para espartanos rudos y experimentados, que se las han visto de todos los colores y que lucen cicatrices de guerra porque en peores plazas han toreado.

Además, que la hostelería ofrezca condiciones pésimas es aceptable porque se ha hecho toda la vida. Este argumento, de fácil respuesta retórica, es más potente de lo que parece: enlaza con una impotencia sospechosa que se prolonga en el tiempo. Si soy un empleado y me ofrecen una basura con ruedines es porque es así como funciona y nunca se ha podido hacer nada. Si se pudiera cambiar la situación ya habría cambiado, pero, visto lo visto y atendiendo a la serie histórica, sólo se puede aceptar lo que hay y tratar de escaparte cuando puedas.

Yzuel, por su sinceridad descarnada y grotesca, representa de una manera mucho más descarnada una serie de ideas que se tratan de camuflar de manera más sofisticada. En otro momento de la conferencia protesta porque su hijo, de 21 años y estudiante de Física, cumpla con los estudios pero no haya "picado en su vida". Para él, los jóvenes, que siempre han sido su cantera histórica, no quieren incorporarse y no comprenden las ventajas de "la flexibilidad" (trabajar mucho y cobrar pluses, trabajar doce horas y después tener más vacaciones...). Sí, es, de nuevo, tu padre con el meme de Infojobs.

La realidad es que, frente a quienes consideran que el trabajo y el empleo basura siempre es mejor que la nada, hay cada vez más señales de que ni la sociedad ni las nuevas generaciones comparten esa premisa. Un sondeo de Sigma Dos para El Mundo, realizado en noviembre de 2022, revelaba que uno de cada dos jóvenes prefería estar en paro a trabajar en un puesto en el que fuera "infeliz".

Por eso, frente a los intentos de ridiculización y caricaturización de algunos, la realidad es que la batalla por trabajar menos y mejor va dando pasos firmes y adelante. El rechazo a dar el callo, a picar piedra, a ser explotados y a doblar el lomo, en el fondo, la puerta cerrada a que los pocos derechos con los que contamos en nuestra vida no dependan de pasar por el aro de curros miserables. Nos duele currar doce horas, nos duele currar diez y nos duele currar ocho. Ellos ven princesas del guisante, nosotros dignidad, autoestima y conciencia de clase. Si quieren que vayamos a su bar, ya saben: adapten el menú a los nuevos clientes y sean generosos con las raciones.

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