Otras miradas

No, los hombres no se suicidan por ser denunciados por violencia de género

Ana Bernal-Triviño

Esperanza Aguirre en el programa 'Todo es mentira'
Esperanza Aguirre en el programa 'Todo es mentira'

"Si ves el número de suicidios de hombres como consecuencia de un divorcio, por lo visto son mayores. No las tengo en la cabeza, supongo, no lo sé. Hay muchos hombres que no se han llevado bien con su mujer y son maltratados". Estas no son palabras mías. Son de Esperanza Aguirre, en el programa Todo es mentira.

Quizás le ha llegado a través de su hermana. Es una idea que Vox ha pregonado en los últimos años. Quienes conocemos bien los orígenes de la formación de ultraderecha recordamos cuando el por entonces juez Serrano, líder de la primera etapa de Vox en Andalucía, decía que los suicidios masculinos se habían disparado a causa de la Ley de Violencia de Género. Desde entonces no han parado de usar redes y asociaciones de hombres para dar pábulo a esta idea.

En primer lugar, ¿por qué se asegura que es por la ley de violencia de género? O, en el caso de Aguirre, ¿de dónde saca que la causa son los divorcios? Las causas o motivos de los suicidios no son públicos ni conocidos, no existen en ningún informe. No hay registro público oficial. Quienes trabajan en este ello apuntan a factores diversos: problemas laborales, económicos, traumas, dolor crónico... 

Pero veamos. Si aseguran que la causa es por la Ley de Violencia de Género, las cifras anteriores a 2004 deberían de ser bastante menores, ¿no? Antes de la aprobación de la ley, las cifras de los hombres que se suicidaron eran de entre 2.430 y 2.650. En 2003 hubo 2.650 casos, en 2004 (año de la aprobación de la ley) fueron 2.651. Una víctima más no hace sospechar que la llegada de la ley provocara una oleada de pánico. Luego, hay dos picos de suicidios en hombres y mujeres durante las crisis económicas y tras la pandemia de la Covid, cuando hubo una alerta por los suicidios también entre la juventud. Aún así siempre hay una tónica y es que las mujeres registran más intentos de suicidios que los hombres, pero que ellos se suicidan tres veces más que ellas. 


Terapeutas, profesionales de la psicología, servicios de asistencia... coinciden que se debe a dos factores. Una, que ellos usan métodos más letales para acabar con su vida. Dos, los mandatos patriarcales machistas, las expectativas como hombre, la peor gestión del fracaso y esa asociación de que los hombres no son vulnerables y solucionan los problemas solos. 

Al final, nos dan la razón porque es ese machismo el que provoca una peor salud mental, una mayor debilidad, frustración y solo la educación y una cultura igualitaria puede contribuir a que sean capaces de pedir ayuda sin que sientan que su masculinidad o rol social esté en cuestión. 


La Organización Mundial de la Salud lo que sí reconoce es que los suicidios son una de las consecuencias fatales de la violencia de género. Según la Macroencuesta de Violencia contra la Mujer de 2019, las mujeres víctimas de violencia machista piensan cinco veces más suicidarse que las que no la han padecido. Se calcula que un 60% piensa que es la única salida tras tener una vida insoportable de malos tratos. Pero tampoco tenemos cifras oficiales, porque ellas no hablan, no piden ayuda, tienen miedo, se sienten aisladas y es probable que la sociedad y el sistema les diera la espalda después de hablar. Porque nunca las comprendieron. Y ellos ganan aquí. Primero porque aprovechan para decir aquello de "lo que yo he soportado, si es que estaba loca" y luego sonríen para dentro porque quedan impunes con su objetivo conseguido.

Sara se quitó la vida en Ibiza en 2015. Dejó a una jueza escrita su situación. Decía "muchas mujeres retiran sus denuncias porque es una agonía aguantar un proceso del que nunca sales entera. Tienes que pasar por un escáner para que decida alguien que no sabe lo que estás padeciendo, si mientes o no..., tienes que «desnudarte» delante de una jueza fría y sin ninguna empatía, delante de una psicóloga, delante de la policía, delante de un forense que en la segunda consulta no tiene ni tu expediente y no sabe con quién habla..., delante de amigos, de familiares, de gente que no te conoce..., y aun así te ponen en duda... Tienes que sacar fuerzas de un saco roto; pero yo ya no puedo más. Mi vida no tiene luz ni esperanza. Él me robó todo. Él ganó".

El suicidio es un tema gravísimo, que provoca un dolor y un trauma inmenso en las familias. Y es indecente comprobar cómo se frivoliza con ello para hacer política. Y cómo se usa también en programas de televisión y por tertulianos sin importar nada más que el minuto de oro y de focos.

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