Carta con respuesta

Servicio público

Quien mejor ha resumido el papel y los límites de la Corona ha sido el responsable de comunicación del PP, Esteban González Pons, vergonzosamente obligado a recular por parte de la dirección de su partido. E inadmisible ha sido la crítica del PSOE al PP, al tildarle en este asunto de "frívolo". Perdonen ustedes, pero frívolas, las declaraciones de la reina y las de la vicepresidenta Fernández de la Vega afirmando que su majestad siempre ha cumplido escrupulosamente su papel. "Hasta hoy", se le olvidó añadir. Frívolas también las palabras de un diputado del PP, sentenciando que la Corona está por encima de todo, olvidándose añadir "excepto de la dignidad de los ciudadanos". Claro que, viendo la mayoría de mensajes enviados a las cadenas de televisión estos días, se percibe la gran cantidad de ‘súbditos’ que no han leído todavía la Constitución ni les interesa, pues se sienten cómodos en esa categoría.

FRANCÍ XAVIER MUÑOZ SÁNCHEZ MADRID

A mí también me dejó patidifuso ver que el PP criticaba (con sentido común) la conducta de la reina, mientras que los socialistas (o llámalos equis) desenvainaban la espada como si fueran los tres mosqueteros contra las maquinaciones del malvado Richelieu. A mi edad, no es que me sorprenda la adoración avariciosa, servil y palurda que los del PSOE sienten por el poder y sus pompas (y sus lujos), pero no deja de entristecerme.

¿Que la reina es una abuela de derechas? Como decía Enric González: ¡pues menuda sorpresa! ¿Que está meando fuera del tiesto y haría mejor en callarse? Sí, pero ¡qué va a esperar uno de esta gente! Se puede ver de otra forma. Lo que diga sólo tiene interés porque es reina. Ese libro probablemente sea un best-seller. ¿Es normal que la reina le ofrezca ese beneficio a una editorial (Planeta) y a una periodista del Opus Dei (Pilar Urbano)? Lo que valgan sus palabras, ¿no es capital público, ya que todo su valor proviene sólo de que es reina? El tiempo que ha dedicado a esas entrevistas, ¿no son horas de trabajo pagadas con dinero público? Y todo eso, ¿por qué va a beneficiar a una editorial privada? En otras palabras: a regañadientes nos resignamos a que haya monarquía y a pagarla, pero ¿también tenemos que aguantar que se use para facilitar el beneficio económico de empresas o personas privadas?

Pues claro que sí: ¿no estamos ya acostumbrados a que altos cargos del Ministerio de Cultura ganen premios literarios, como Rosa Regás? ¿No hemos visto las magníficas carreras de los ciudadanos Zaplana (PP) y Taguas (PSOE)? Como se repite estos días: la reina tiene los mismos derechos que cualquier ciudadano. El derecho, pongamos, a utilizar la función pública para lo que mejor le parezca, aunque sean intereses privados.

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