Carta con respuesta

El móvil puede matar

Hace poco, en una encuesta a los usuarios del Ave, los pasajeros se quejaban del uso y abuso que muchos viajeros hacen del móvil. Todo les parecía perfecto menos tener que aguantar las impertinentes voces de los incívicos  de turno hablando en voz alta a través de su teléfono. Pero esto no solo pasa en el Ave, sino que ocurre en todos los lugares públicos. Y ello me hace pensar en otro colectivo, los fumadores, que a raíz del uso y abuso de su costumbre de fumar en todos los lugares públicos, vienen siendo estigmatizados por esa misma sociedad que nunca decía nada, hasta que se hartó. Y, volviendo al Ave, no me extrañaría que el final de esta historia se acabara sentando a los "fanáticos" del móvil todos juntos en un vagón, separados del resto de los pasajeros. Y quien dice el Ave, dice cualquier otro espacio social. Ya se sabe que "del uso y el abuso, viene luego el desuso".

XAVIER PASCUAL I SIENRA/ BARCELONA

Oiga, no me parece justo: que prohíban el móvil en todos los lugares públicos, igual que fumar. En un vagón aislado, el humo del tabaco no perjudica ni molesta a nadie, pero está prohibido. Que prohíban el móvil en trenes, en aeropuertos, en el metro y autobuses y, por supuesto, en lugares de trabajo. Que los políticos eviten hablar por el móvil en público, para no dar mal ejemplo. Y el que quiera hablar por teléfono, que haga como los fumadores: que se vaya a su casa, a la calle, a una cabina o a un bar especial para adictos al móvil. O que se aguante, pero que no dé la lata a los demás.

Me doy cuenta de que eso es mucho pedir, pero me conformaría con dos sencillas prohibiciones, a imitación de las muchas que soporta el tabaco. En primer lugar, que prohibieran la publicidad de móviles. ¡Qué descanso para todos! Ni un solo anuncio de jóvenes que aseguren que la libertad, la alegría y el atractivo dependen de un aparatín. Ni promociones ni regalos, por supuesto: también prohibido.

Y en segundo lugar, que prohíban la venta y uso de móviles a menores de edad. ¿Se imagina el ahorro para las familias? Sólo con eso podríamos remontar la dichosa crisis económica. ¿No hay que proteger a los jóvenes, sobre todo de sí mismos? Pues imagine, sin móvil, cómo mejorarían los resultados escolares. ¿Se da cuenta de la cantidad de tiempo libre que tendrían para estudiar? Sin publicidad y con una severa limitación del móvil, quizá detuviéramos a tiempo el embrutecimiento galopante que sufrimos.

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