La salsa de almendras es una joya de nuestra gastronomía. Es versátil y se puede usar en una gran variedad de recetas. Ya sea que la pruebes con carne, como en unas deliciosas albóndigas, la sirvas con pasta, o como hacen en Andalucía, con unas judías verdes, nunca defrauda. Lo mismo ocurrirá si la usas con pescado o marisco. Hay pocas salsas que tengan semejante capacidad de adaptación.
Esta es la razón por la que es muy útil para todo cocinillas saber prepararla en casa. Se hace con almendras, pan, ajo, vino blanco, caldo de pollo, y puede llevar también leche o crema de leche si la quieres más suave. Se espesa mientras se cocina y después puede pasarse por un chino para que quede más fina y brillante.
Receta de salsa de almendras
Ingredientes 4 personas:
- 100 g de almendras crudas (sin piel)
- 2 rebanadas de pan del día anterior (preferiblemente de hogaza)
- 2 dientes de ajo
- 1 cebolla pequeña (opcional)
- 1/2 vaso de vino blanco (aproximadamente 100 ml)
- 1 vaso de caldo de pollo o agua (aproximadamente 200 ml)
- Aceite de oliva virgen extra
- Sal y pimienta al gusto
- Perejil fresco picado (opcional, para decorar)
Tuesta las almendras:
- En una sartén grande, calienta un chorrito de aceite de oliva virgen extra a fuego medio.
- Añade las almendras y tuéstalas ligeramente hasta que estén doradas. Remueve constantemente para que no se quemen.
- Retíralas de la sartén y resérvalas.
Fríe el pan y los ajos:
- En la misma sartén, añade un poco más de aceite si es necesario.
- Fríe las rebanadas de pan hasta que estén doradas por ambos lados. Retíralas y resérvalas.
- A continuación, añade los dientes de ajo (enteros y pelados) y fríelos hasta que estén dorados. Reserva.
- Corta la cebolla en trozos pequeños y sofríela hasta que esté transparente.
- En un mortero o en una batidora, coloca las almendras tostadas, el pan frito, los ajos fritos, y la cebolla.
- Tritura todo junto hasta obtener una pasta gruesa.
Cocina la salsa:
- Vuelve a poner la sartén al fuego y añade la pasta de almendras que acabas de preparar.
- Vierte el vino blanco y cocina a fuego medio durante unos minutos, removiendo constantemente para que el alcohol se evapore.
- Añade el caldo de pollo o agua hasta alcanzar la consistencia deseada.
- Salpimienta al gusto y continúa cocinando la salsa a fuego lento durante unos minutos más, hasta que todos los sabores se integren.
- Retira la salsa del fuego y, si deseas una textura más suave, puedes pasarla por un colador o darle un golpe de batidora.
- Sirve la salsa caliente sobre carne, pescado, pasta o judías verdes.
Comentarios
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