La tercera a la izquierda

Electoral e interno

Después de Bilbao y Sevilla, regreso a Madrid para cerrar la campaña. Dos días últimos durillos por los madrugones y las idas y venidas a un lado y otro. Y con mucha resaca de mensajes en el cuerpo...

Hablando de resaca, estaba revisando los comentarios que habíais colgado en el blog acerca de la entrevista que publicamos el miércoles a Gaspar Llamazares. Gracias, en cualquier caso, por haberosla leído y también decidido volcar vuestras opiniones en la web. Pero lamento estar en desacuerdo con algunos de vosotros. Los periodistas no tenemos que buscar las preguntas más cómodas para el entrevistado. Todo lo contrario. Hay que intentar que entre al trapo en temas que habitualmente suele esquivar. En el argot se dice que hay que evitar que el personaje se te escape vivo. Y eso, especialmente en el caso de los políticos, es complejo, porque están habituadísimos a dar entrevistas y a saber cómo colocar su mensaje a pesar de todo.

Dicho de otro modo, no debemos ser complacientes con el entrevistado. Ojo, no tenemos barra libre para atacarle o para faltarle el respeto. Y creo que no caí en ninguna de las dos cosas, sinceramente. De hecho, conozco a Gaspar hace mucho tiempo y sé que estuvo cómodo. Es más, me consta que no discrepó con el contenido y nadie de IU se ha dirigido a mí para decirme lo contrario. Un político tiene que estar preparado para que le pregunten de todo, por muy incómodo que le pueda resultar. Véase la entrevista que ayer jueves integraba El País en sus páginas a Rajoy. Mucho más combativa y demoledora que la de Público. O los debate-entrevistas de Pedro J. en El Mundo.

Las tres cuartas partes de la entrevista, y lo podéis ver más plásticamente en la edición papel, están consagradas a temas electorales: posibles pactos, programa, negociación con el PSOE, ministerios y decisión el 9 de marzo. Y sólo en el último tramo introduje las cuestiones internas. Como hizo, por otro lado, El País el pasado domingo en una entrevista espléndida. No podía eludir el tema. Por varias razones: no suele prodigarse en estos temas y porque realmente se encuentra en una tesitura delicada, en la que Gaspar se juega su futuro en función de los resultados electorales. Además, la tensión interna es casi consustancial a IU, como ellos mismos reconocen. Y no me la invento yo, obviamente. No os quepa duda de que cuando Llamazares habla y se moja en el tema es porque le interesa mandar un recado a sus rivales. Y yo os pregunto: ¿cómo cualquier periodista va a eludir preguntar a Rajoy, Gallardón o a Aguirre de sus crisis internas bien visibles? ¿Sería perdonable?

Como informadores, no podemos caer en la propaganda. O no debemos. Es difícil que a veces no suframos síndrome de Estocolmo, pero debemos hacerlo. Es nuestra obligación. No podemos hacer autobombo. Cuestiones programáticas, por otro lado, las llevamos contando semanas y semanas, ya en precampaña y en campaña. Por tanto, tiene poco sentido que incida en la repetición del mensaje cuando hay temas que se pueden explotar más.

Dicho esto, asumo vuestros comentarios. Y los agradezco. Tenemos que escuchar a nuestros lectores, y es gratificante que aportéis vuestras opiniones, para bien o para mal. Así que bienvenidas sean. Estoy a vuestra disposición. Y ahora os contesto a las otras dudas que teníais. Eso, en el siguiente post.

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