Todo es posible

Cineastas con talento

Se dice que al cine español le falta talento, que es indefendible, que si hubiera
buenos profesionales se abrirían paso a codazos sin necesidad de subvenciones. Detesto la vocación suicida que nos lleva a considerarnos colectivamente los peores del mundo en casi todo. Como me dedico a escribir y no hago películas, puedo elogiar a los cineastas españoles sin que me acusen de defender mi parcela. A poco que se piense surge un aluvión de referencias indiscutibles, que resisten heroicamente en carteleras y festivales a pesar de la rivalidad de
las grandes distribuidoras.

Tenemos una industria deficiente, incapaz de competir en igualdad de condiciones presupuestarias con el poderío holly-
woodiense. En cuanto al talento, espero que nadie discuta lo obvio. Ya lo han demostrado los jóvenes Daniel Sánchez Arévalo, Víctor García León, Jonás Trueba, Achero Mañas... tanto como sus antecesores en el tiempo. Cito desordenadamente a Coixet, Amenábar, León de Aranoa, Martínez Lázaro, Querejeta, Bollaín y culmino la relación de incontestables con los ganadores del Oscar. Me falta espacio para añadir a los Díaz Yanes, Cuerda, los hermanos Trueba, Armendáriz y, aunque sea reiterativa, nuestro gran Almodóvar.

La lista sería aún más contundente si pudiera añadir genios del documental, actrices y actores, equipos técnicos de sonido, montaje, fotografía, iluminación o incluso mis preferencias personales. Faltan muchos de los buenos, pero los que están son una muestra sobrada de genialidad. Aún así, la industria española es tan raquítica que necesita ser protegida, como toda especie en extinción.

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