Todo es posible

Pasar por el aro

A raíz del caso de La Nena, una viuda que reclama el derecho a cobrar su pensión, se ha destapado en las cloacas de Internet una oleada racista contra los gitanos que me parece un espanto. María Luisa Muñoz Díaz, La Nena, de etnia gitana, ha llevado su demanda hasta el Tribunal Europeo de Derechos Humanos porque el Estado español no reconoce su matrimonio celebrado en 1971 por el rito romaní. Su marido cotizó como albañil durante 19 años a la Seguridad Social, por eso la mujer, que tuvo con él seis hijos, reclama una pensión de viudedad. El Estado niega que estuvieran casados 29 años, porque el matrimonio no aparece registrado en ningún sitio. Por eso, aunque los jóvenes siguen casándose por el rito gitano, han decidido pasar por el aro del Registro Civil.

A La Nena sólo le queda la esperanza de Estrasburgo. Durante todo este tiempo ha tenido que escuchar una sarta de improperios sobre los prejuicios que los payos tienen sobre sus ritos y costumbres. Se les acusa de delincuentes, inadaptados, patriarcales, de vivir en guetos y de no acatar la ley, excepto a la hora de exigir sus beneficios. Los gitanos, que son desde hace siglos ciudadanos españoles, se quejan de una discriminación que no sufren colectivos de inmigrantes recién llegados a nuestro país. Es cierto que la cultura de lo políticamente correcto rechaza ofender a un negro, pero admite la palabra gitano como insulto. Tan cierto es que, según la última edición del Diccionario de la lengua de la RAE, uno de los significados de gitanear es tratar de engañar en las compras o en las ventas. Lo considero discriminatorio y, si me apuran, racista.

Más Noticias