Trabajar cansa

Aquí no queremos cosas raras

"Hemos cambiado el paisaje de la política europea. Los ciudadanos han entendido que es hora de cambiar las cosas" -Rick Falkvinge, líder del Partido Pirata de Suecia-  

                          

España es pura tranquilidad. Un remanso de estabilidad, donde sólo hay sitio para políticos homologados, centraditos, previsibles. No queremos líderes diferentes, raritos ni exaltados. Alguna vez nos permitimos una canita electoral al aire, pero es algo más chistoso que ideológico (Ruiz Mateos, Jesús Gil).

Por lo demás, lo de siempre: PP-PSOE, nacionalistas donde haya, y un pellizquito para IU o Rosa Díez. Y para de contar. Ni siquiera en las Europeas, donde el voto es más relajado, nos permitimos excentricidades. Somos la envidia de Europa.

Y si no, miren lo variado de nuestro entorno: ultraderechistas (con representación en Reino Unido, Francia, Italia y sobre todo Austria), euroescépticos (un 20% en Reino Unido y Austria), verdes (potentes en Francia y Alemania), y por supuesto la izquierda radical (en Francia, Alemania e Italia, y más fuertes en Portugal). Hay hasta un partido pirata.

Pero España es otra cosa. Ni unos ni otros rascan nada aquí. Y no será porque no lo intenten. Hay muchos partidos fachas, pero entre todos no suman un 0,2%. De los euroescépticos no hay noticia, los verdes se alían con nacionalistas de izquierda para conseguir poco, y la izquierda ya se sabe: la de siempre está en declive, y más allá sólo hay desierto (la flamante Anticapitalista tiene menos votos que los antitaurinos).

Las causas del bipartidismo calcinante son muchas. Un sistema electoral injusto, una cultura democrática cortita. Además, la ultraderecha sociológica cabe en el PP, el euroescépticismo necesita un debate que aquí no existe, y la conciencia ecologista es pobre. ¿Y la izquierda a la izquierda del PSOE? ¿Hay alguien ahí? ¡Hola, holaaaaaa!

Más Noticias