Trabajar cansa

Llega la Francostalgia

"Los jóvenes comprobarán qué valores regían la educación de la época: disciplina, autoridad y esfuerzo" -Carlos Fernández, director de Contenidos de Antena 3- 

 

Me parece excelente la llegada a las pantallas de un formato como Curso del 63. Ya saben en qué consiste la broma: un grupo de adolescentes de hoy son internados en un colegio que dice regirse por los métodos educativos de los años sesenta. Vale que es todo muy light: no hay capones ni hostias –tampoco de las consagradas-, ni nacionalcatolicismo, y los alumnos se chotean de los profesores. Pero después de tantos años de Cuéntame no estamos para emociones fuertes. 

El programa, una solemne bobada, no parece aspirar más que a entretenimiento familiar intergeneracional. Pero al estrenarse en pleno debate sobre el modelo educativo, cuando Aguirre propone recuperar la tarima, hay quien ve intenciones maliciosas, un ejercicio de Francostalgia -permítanme el palabro, por analogía con la Ostalgie que llenó Alemania de merchandising comunista-, para que entonemos juntos el "cualquiera tiempo pasado fue mejor". 

Sean cuales sean sus intenciones, Curso del 63 es un filón de posibilidades que espero desarrollen pronto los programadores. No sé, imagínense un Diálogo social del 63. Ahora que sindicatos y empresarios están atascados y no se ponen de acuerdo, qué bonito sería que Méndez, Toxo y Díaz Ferrán entrasen en la máquina del tiempo televisiva, y revivieran juntos aquel sindicato vertical que algunos aún añoran. Ah, aquello sí que era paz social, exclamarían los espectadores enfermos de Francostalgia

Otro tanto se me ocurre con el Parlamento. A los diputados más bronquistas los sentaba yo en las unánimes Cortes del 63. Ah, aquello sí que era democracia, la orgánica, aplaudirían los espectadores. Piensen ustedes más posibilidades, que a mí las que se me ocurren me dan hasta vergüenza.

Más Noticias