Trabajar cansa

El enfermo, a pan y agua

"El plan europeo no es la panacea. Es como una morfina que estabiliza al enfermo. Pero aún se necesita una verdadera cura para el paciente." -Marek Belka, director del Departamento Europeo del FMI-  

                          

Cuando uno está enfermo, sin fuerzas y al borde del desmayo, lo último que se le ocurre es ponerse a régimen para adelgazar. Incluso aunque te sobren kilos, lo prioritario es recuperar la salud, y luego ya hablaremos de los michelines. Pero lo que es de sentido común para el cuerpo humano no lo es para la economía, cuyos doctores recomiendan un régimen drástico de adelgazamiento para un paciente que aún no ha salido de la UVI.

Utilizo la metáfora médica porque es la habitual de los economistas, que adoran presentar la crisis como una enfermedad que conlleva riesgos de contagio y necesita ser tratada con estímulos e inyecciones. Pero ya ven que estas metáforas sirven sólo para lo que interesa.

Como saben, los países europeos se han comprometido a ponerse a dieta por una buena temporada. Y España es de los que más kilos de déficit tendrá que perder. Da lo mismo que la nuestra sea una gordura de pobre, que estemos apenas levantando cabeza, o que en materia de gasto social hayamos estado siempre más canijos que el resto. Nos han prescrito una dieta rigurosa, y van a supervisarnos desde la Unión Europea y el FMI para asegurarse de que no picoteamos entre horas ni visitamos la nevera de noche.

Por ahora nos prometen que adelgazaremos sin pasar hambre; es decir, sin que afecte al gasto social. Pero a estas alturas nadie cree en las dietas milagro, y ya sabemos que nos espera una temporada de sacrificios para que el cinturón nos abroche dos o tres números más abajo. Lo decía ayer el Washington Post, hablando más claro que nuestros gobernantes: "Europa, como precio por su salvamento, debe reescribir su contrato social, que desde la posguerra ha sido generoso con trabajadores y jubilados."

Si alguien creía que con la crisis del capitalismo íbamos a cambiar el canon de belleza económica, olvídense: la ortodoxia liberal sigue mandando, y la anorexia estatal seguirá dominando las pasarelas mundiales. Aunque alguno no pueda ni sostenerse con esas piernas como alambres, y acabe por los suelos.

Más Noticias