Trabajar cansa

Los arbitristas hacen cola

 

Mientras el gran líder guarda silencio sobre sus planes, a la puerta de Génova hacen cola docenas de consejeros espontáneos que estos días proponen sus recetas para salir de la crisis. A la manera de aquellos arbitristas del siglo XVII, cuya proliferación fue caricaturizada por la literatura de la época, también hoy abundan los solucionadores que, con su carpeta bajo el brazo, acuden a presentarle sus ideas para levantar el país.

A este paso tendrán que poner un expendedor de números, pues son tantos que, aunque pidan la vez educadamente, pueden empezar pronto los codazos. Los primeros de la fila, que como buenos fans llevan varias noches durmiendo al raso para coger sitio, los dirigentes de CEOE.

Su presidente Juan Rosell ya ha adelantado algunas propuestas (las de siempre), pero se espera que en unos días presenten a Rajoy un borrador elaborado por David Taguas (que ya fue arbitrista de Zapatero) donde piden la revolución neoliberal como quien no quiere la cosa: copago/repago generalizado (no sólo en sanidad), subida de tasas, rebaja de impuestos a las empresas, y "colaboración público-privada" para construir hospitales, vivienda protegida y, lo más inquietante, al menos 20 nuevas cárceles con capacidad para 20.000 presos, pagadas por la iniciativa privada (muy interesada por lo visto en aumentar las plazas penitenciarias).

Tras los groupies de CEOE, la cola sigue: banqueros (a alguno ya lo ha recibido) que proponen un ‘banco malo’; la Asociación de Promotores y Constructores que pide también limpiar la banca de ladrillos tóxicos; la inevitable FAES; varios comisarios europeos que sugieren nuevas reformas laboral y de pensiones; emisarios de Merkel metiendo prisa; uno de Fitch con ideas para sorprender a los mercados; varios directores de diarios económicos...

Ya digo, una larga cola. Qué decepción se van a llevar todos esos arbitristas cuando Rajoy les diga que muchas gracias por venir, pero que no se hubieran molestado, que él ya tiene un plan para salir de la crisis, ese que nos prometió y que aún mantiene en secreto. Porque lo tiene, ¿verdad?

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