Al sur a la izquierda

Granada, una ciudad de arte

Novelistas, dramaturgos y poetas de todas las Españas, prestad mucha atención: el camino del éxito no es presentarse al Premio Planeta, sino hacerse diputado provincial. Y más en concreto, diputado provincial de la Diputación de Granada. Y más en concreto todavía, diputado provincial de la Diputación de Granada por el Partido Popular.

Es el astuto camino emprendido por el emprendedor artista don José María Guadalupe, veterano en el arte de Talía cuyo talento empieza al fin a ocupar el lugar de honor que siempre mereció en el Parnaso de Granada y aun en el de toda Andalucía Oriental gracias al ingenioso modelo de colaboración público-privada instaurado por la Diputación granadina, merced al cual, de los 200.000 euros disponibles en su presupuesto anual para promoción del teatro, la corporación ha adjudicado 140.000 a la compañía Teatro al instante, que por su parte ha incluido en su programa de representaciones subvencionadas la obra El Perfecto. Muerte y vida del vizconde de Rochefort, de la que es autor el dramaturgo, diputado provincial y vicepresidente tercero de esa misma Diputación don José María Guadalupe.

El caso ha sido revelado por la diputada socialista Olvido de la Rosa, pero sin que tal información haya logrado trasponer las fronteras provinciales de su Granada natal, con lo cual el mundo se ha quedado sin conocer los detalles del novedoso modelo institucional de promoción de las artes que viene ensayando con tanto éxito local pero con tan poca proyección nacional la Diputación granadina.

De hecho, El perfecto se estrenó el pasado 2 de noviembre en el Teatro Isabel la Católica, de titularidad municipal, y al decir de algunas crónicas fue un rotundo éxito de crítica y seguramente también de público, aunque es difícil saberlo porque las reseñas fueron poco explícitas al respecto. Del estreno dejó constancia en las páginas del diario Ideal Encarna Ximénez de Cisneros, en una vibrante crónica ingeniosamente titulada Un estreno perfecto y de cuya lectura se deduce que ‘el todo Granada’ estuvo presente en el acontecimiento. He aquí un párrafo literal de dicha reseña:

"Pues con ese objetivo fuimos muchos los que no quisimos perdernos el momento del estreno, como Tico Medina, "mi hermano mayor", como califica Guadalupe a nuestro compañero y Cronista de la Ciudad y de la Provincia; y, por supuesto la familia del autor: su mujer, Alicia Aguilar, y sus hijos, Carolina, Rocío y José María, entre otros.

Y de amigos, con nombres como el alcalde, José Torres Hurtado y su mujer, Nani Arrabal, junto a gran parte de su equipo de gobierno; la vicepresidenta de la Diputación. Luisa García Chamorro, y varios diputados; el teniente general jefe del Madoc, Francisco Puentes y su mujer Inés Guirao; y otros asistentes como el diputado José Miguel Castillo Calvin con su mujer y su padre, José Luis Kastiyo; o José Moreno Dávila y Pepe Ladrón de Guevara, además del director de ABC Andalucía, Fernando del Valle, y su mujer Pilar, a los que me presentaba la concejala de Protocolo, Rocío Díaz; y Ramón Burgos, director regional de Ámbito Cultural de El Corte Inglés, que ha hecho la publicación de la obra que abre la colección Cuadernos que viene a sumarse a otras iniciativas literarias".

Ya no se escriben crónicas como esa. Ya no se estrenan piezas como esa. Ya no hay Diputaciones como esa. Ni presupuestos teatrales como esos. Y para los mal pensados que se atreven, como la diputada Olvido, a insinuar que aquí hay gato encerrado y que don José María es un recién llegado sin experiencia alguna en el mundo del teatro, he aquí una prueba incontestable para taparles su sucia boca y hacerles tragar sus viles insidias: Guadalupe ya estrenó el Día de Difuntos del año pasado otra de sus obras, titulada en aquella ocasión De ceniza presente. La pieza vio la luz también en el Teatro Municipal Isabel la Católica y su estreno fue oportunamente patrocinado por la Empresa Municipal del Cementerio, dependiente del Ayuntamiento popular de Granada, del cual era en ese momento concejal el propio don José María. ¿Conque un recién llegado, eh?

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