Puntadas sin hilo

El Informe Jolgorio

 

 

Entre todos los participantes de este blog estamos escribiendo una blognovela cuyo título es El Informe Jolgorio, ‘Una blognovela que le partirá el pecho de risa después de partirle el alma de pena’, y que trata de analizar la situación más o menos política de España. Va bastante avanzada, lo escrito hasta ahora puede verse en los comentarios de artículos anteriores, y hoy me han encargado a mí presentar una ponencia, Los poderes fácticos, creo que demasiado seria, sobre alguna de las causas de esa situación, y que paso a someter al juicio de los blogueros:

 

De siempre se ha considerado al Ejército, a la Iglesia y a la Banca como las tres fuerzas que más influyen y condicionan nuestra sociedad. Se ha querido añadir la prensa, y medios de comunicación en general, como cuarto poder, pero es evidente lo ridículo de tal afirmación.

Bien. Si hemos conseguido ‘domar’ al Ejército en esta etapa democrática, ¿por qué no conseguimos ‘domar’ también a la Banca y a la Iglesia?

A la Banca no solo no hemos logrado embridarla, sino que con la desaparición de todo tipo de Banca pública se ha convertido en el rey y tiran de nuestro desarrollo económico.  Es más, ha conseguido que, si atraviesa momentos difíciles y conflictivos por ignoradas causas, la representación política de los ciudadanos acuda presta en su socorro. Todos somos rehenes de los bancos, que ordenan y mandan lo que a sus intereses, usura y avaricia conviene. Y no parece fácil ‘domarlos’. Es una guerra perdida. Ni siquiera los políticos nacionales y ultranacionales han conseguido imponerles una tasa de tributación solidaria que atenúe su rapiña. Y si lo consiguiesen, en España al menos, todos sabemos que esa tasa la repercutirían impunemente sobre los ciudadanos. Nuestros políticos serían incapaces de impedirlo. De modo que mejor que no la pongan. Lo escandaloso y obsceno es que los bancos no han contribuido ni con un céntimo de euro a paliar siquiera mínimamente la crisis que soportamos. La palabra solidaridad les resulta desconocida.

Lo mismo y más grave ocurre con la Iglesia Católica. Según datos enteramente fiables, y que pueden consultarse de modo exhaustivo en las hemerotecas de los diarios Público y El País, la Iglesia Católica recibe anualmente del Estado 6.500 millones de euros. Los fanáticos defensores a ultranza de la institución negarán los datos y dirán que es obsesión. Pere resulta altamente inmoral que una entidad a la que se dan 3.500 millones para centros escolares, 600 millones de euros para sus profesores de Religión, más los sueldos de curas y obispos, 250 millones del IRPF, y un cúmulo escandaloso de exenciones fiscales, como por ejemplo el IBI de sus propiedades, etcétera, no sean ni hayan sido capaces de una mínima aportación y recorte de sus ingresos para contribuir a aminorar la crisis. Ni un céntimo. Los ultradefensores enseguida hablarán de Caritas y de labores sociales que el Estado no hace, pero no dirán que de los 200 millones que destina para todo el mundo a España asigna 45 millones, cantidad no aumentada, y por cierto y asimismo abonada por nosotros y que Caritas reparte a su arbitrio. Es lo único, con las pensiones, que Rajoy no ha recortado. La sumisión eterna de España a la Iglesia. Y es que, efectivamente, la Iglesia Católica, es el otro poder fáctico imbatido, y que nos humilla a los españoles. Tan imbatida e imbatible es que el nuevo Ministro de Educación, hombre afable y dialogante, fracasará en el intento de alcanzar un acuerdo crucial en la educación: la ideología, y la no flexibilidad de todas las partes, harán naufragar una vez más el empeño. Mal síntoma es ya el nombramiento que ha hecho de Subsecretario de Educación a un hombre de Mayor Oreja. Reafirmarán, pues, su poder fáctico.

Aunque realmente el único poder fáctico de hoy es el de Los Reyes Magos.

 

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En esta ponencia tiene cabida alguna Gota del día: ¿Qué se habría dicho si Zapatero hubiese hecho estos recortes de Rajoy?

 

Y aún una última gota, digna del más duro y menos regocijante Informe Jolgorio: En España hay 17 millones de ciudadanos que ganan mil euros o menos. Un 63% de la población.   Por el contrario, España es el noveno país del mundo con más millonarios, que poseen 1,4 billones de euros en conjunto.    ¿Es esto un Estado de derecho y social?    Lo someto a la asamblea de blogueros.

 

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