El mundo tiene un virus  que nadie es capaz de curar. O no quieren. El virus de la economía infectada que ataca y continúa irreductible. Sin tratamiento quirúrgico posible, todo lo reducen a drenar y drenar la sangre de la ruina que el virus nos ha traído.

‘Sabemos lo que tenemos que hacer para mejorar la reputación de España, y lo vamos a hacer’,  ha dicho el presidente del Gobierno que se llama Mariano Rajoy.  ¿Qué será lo que hará?  Es de temer lo peor. Porque mucho ahorrar, mucho ahorrar, pero ni un puesto de trabajo en perspectiva. Es más, de tanto ahorrar, miles y miles de trabajos perdidos. ¿Qué ahorraremos cuando ya no haya nada que ahorrar? Neurastenias colectivas, patologías a granel, pero habremos salvado nuestra reputación.

¡Hay que ver la que ha liado Zapatero, que no solo ha dejado a España en la ruina y sin reputación, sino también a Francia, Austria, Italia, Portugal y cinco países más que, según la Agencia ésa de calificación, están tiritando comidos por las deudas! ¿Pero no son de derechas los Gobiernos de todos esos países sin reputación alguna, ahora con la extrema derecha de Marine Le Pen en alarmante alza en Francia?

El caso es que, en lo que atañe a España la sinrepu, no hay modo de salir de la crisis. Rajoy y sus enanitos van de farol y han fracasado, ya se puede afirmar. Ni cien días ni herencias recibidas ni leches. Ni un viso de mínima mejora. El virus resiste expolio de impuestos, dietas de bienestar, reformas laborales thatcherianas y lo que sea. Caminamos hacia el precipicio, ante la confusión de los enanitos, encabezados por Montoro, Guindos y Sáenz de Santamaría, ay po, ay po. Los vendedores de peines, España, nación mendicante y sin reputación. ¿Queda cupo para la razón y para que cese la afrenta a los ciudadanos?  No parece; la soberbia y la injusticia social lo impiden. Se trata de dar largas y aguantar, Consejos y más Consejos de Ministros, mítines andalupropagandísticos, reuniones de amiguetes económicos. Los curanderos mediáticos de la difamación y la exaltación a tope de trabajo. España es el juego de la teja y de la rayuela de cortázar. ¿Qué hacer, qué hacer que no sea la simpleza de maltratar a los ciudadanos? Ya el Congreso de los Diputados es un quirófano inservible. ¿Y si fuéramos a un brujo?, sugiere un enano. Porque no nos van a creer más eso de que sabemos lo que tenemos que hacer. No, le responden, porque en las bolas de cristal nieva. Llamemos a Torrente, Torrente 5, podría llamarse esta legislatura. Menos, sus prácticas son groseras, nosotros al menos disimulamos, somos distinguidos. ¿Y entonces, qué hacemos, entonces, para salvar la reputación? El personal comienza a impacientarse.  ¿No había un Informe Jolgorio por ahí? Sí, está guardado en los cajones del nuevo CNI, Soraya tiene la llave. ¿Y se sabe qué decía, qué proponía? Sí, al final el pueblo no quiere reputación, lo que quiere es comer, y que unos no coman mucho más que otros o que los que no comen nada. Dicen que o comemos todos ya o rompemos la baraja. Mejor llamamos al mago Juan Tamariz, porque como dijo El Roto, ‘la economía es una rama del ilusionismo’, y por tanto del engaño. ¿Alguno de vosotros sabe qué es la reputación?

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Gota 1: Angela Merkel, brutal lideresa europea, ¿ha dado alguna explicación veraz de la causa de esta debacle de modo comprensible para los ciudadanos, no debería hacerlo?  Porque pedírselo a Rajoy, suponiendo que lo supiera, solo conduciría al basurero nacional de la gran mentira que es la política.   ¿Ustedes saben las causas?

Gota 2: De todos modos, esto no tiene arreglo: Porque ¿cómo sería España y su reputación si gobernase Izquierda Unida, qué medidas habría tomado ya?

Gota 3: Sigue habiendo etarras con materiales explosivos.  ¡Y aún piden amnistías y tratos preferenciales, y aún hay quien no los condena!  

Gota 4: En Internet arrecian las críticas contra la Monarquía.  Estando inmersos en la crisis económica hasta la médula, ¿alguien cree que sustituir la Monarquía por la República arreglaría o paliaría la crisis?