Buzón de Voz

Un debate antiguo y bastante prostituido

El único "periódico global en español", más conocido y admirado como El País, anda últimamente descubriendo un montón de cosas. Entre ellas, que hay un barrio en Barcelona donde se practica la prostitución a plena luz del día o de la noche. Es el mismo barrio que tan bien han descrito durante décadas Manolo Vázquez Montalbán o Juan Marsé, con sus lumis y sus chulos, pero el periódico global acaba de enterarse. Por si existiera alguna duda acerca de la veracidad de la historia, el periódico global compró y publicó las fotos de felaciones y otros actos sexuales en plena calle.  Y se ha abierto un debate público sobre un antiguo asunto: la alegalidad en la que se mueve en España el enorme negocio de la prostitución.

Como en cualquier otra polémica, todas las posiciones son lícitas y respetables si se argumentan con honestidad. Se puede defender la abolición del oficio de prostituta si uno considera que por encima de la voluntariedad o esclavitud del mismo está la dignidad de la mujer. Se puede optar por la regulación del ejercicio de la prostitución, aunque sólo sea por mejorar las condiciones de vida de quienes la practican y por facilitar la lucha contra las mafias del sexo. Se puede apoyar la solución que han decidido los suecos o la que prefieren los holandeses. Ninguna es perfecta.

Lo que empieza a apestar en este debate es la hipocresía. ¿Se trata de acabar con la esclavitud de la prostitución o simplemente de que no sea visible? A qué espejo se mirarán por la mañana los dueños de un diario (global o provinciano) que denuncia la prostitución callejera y ocho páginas más atrás publica la siguiente reflexión: "Somos las chicas más ardientes, morbosas y picantes. Dúplex lujoso. 100 euros". ¡Qué País!

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