Del consejo editorial

La ideología negativa de las migraciones

Antonio Izquierdo
Catedrático de Sociología

Estos días se repiten dos datos migratorios. Uno dice que se van más extranjeros de los que vienen y la noticia se da con alivio. El otro es que se marchan universitarios españoles y, entonces, se saca el flagelo. De todo hay, pero en dosis diferentes que distorsionan la opinión.

En el análisis de las migraciones, hay prejuicios, percepciones y tendencias. El prejuicio más acreditado afirma que una sociedad de emigración es atrasada y, por el contrario, la que capta gente es desarrollada. Y se es una u otra. Pero se olvida que las sociedades son a un tiempo de emigración e inmigración, aunque una de las dos caras sea la que predomine o se quiera ver. La sociedad real mantiene un intercambio migratorio. Cosa distinta es cómo se valora.

Y ahí es donde entran las percepciones, es decir, realidades que se expanden al conectar con la sensibilidad dominante. En la crisis, la generalización del sentimiento de pérdida actúa deformando también el análisis de la emigración. Antes salíamos perdiendo porque llegaban inmigrantes tachados de analfabetos y ahora lamentamos que se marchen nuestros talentos. Pero, ni ayer era ese el perfil mayoritario, ni tampoco lo es hoy.

Los datos nos aclaran que tenemos 5,1 millones de residentes extranjeros frente a 1,7 millones de españoles en el exterior, y de estos últimos el 57% no ha nacido en España. Añadamos que en 2010 entraron 100.000 extranjeros más de los que se fueron, y que sólo se marcharon 4.000 españoles más de los que vinieron ese mismo año. Señalemos, por último, que sólo diez de cada cien emigrantes son españoles. Así que, aunque en 2011 el saldo migratorio sea probablemente negativo, eso no va a alterar nuestra tendencia como país de inmigrantes.

Lo cierto es que el mensaje de "fuga de cerebros españoles" fortalece la ideología negativa de las migraciones, según la cual, "se van los mejores y vienen los peores". Cuando lo que sucede es que, al no encontrar un trabajo que les merece, se van extranjeros y españoles con estudios. Porque hoy los inmigrantes y los emigrantes no son, en su mayoría, aquellos de la maleta atada con cordel, así que la cuestión es por qué nuestra economía deprecia y malgasta su educación

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