El azar y la necesidad

La destitución de Delphine Batho

En España no ha transcendido mucho la noticia, pero el pasado martes día 2 de julio se produjo en el Palacio de Matignon en París la destitución de una ministra, la de Ecologia, Desarrollo sostenible y Energía. La destitución de la ministra Delphine Batho, es un hecho de poco interés periodístico, pero tiene una lectura en profundidad muy interesante.  La causa de la destitución fue un hecho poco corriente en política, la protesta de una ministra contra una decisión del gobierno. Batho se quejó públicamente de la  disminución de un 7% en el presupuesto de su departamento para el 2014 y la pérdida de trabajo para más de 1000 funcionarios. Desde el despacho del primer ministro Jean-Marc Ayrault,  se informó que la destitución estaba motivada por la falta de solidaridad de la ministra con sus compañeros de ejecutivo. Además, el portavoz del primer ministro añadió que el gasto medioambiental de Francia es muy superior al de la mayoría de países europeos, un 30% superior al de Alemania,  el 40% respecto a la Gran Bretaña y casi el triple que el de España. Visto el análisis que hace el gabinete de prensa del primer ministro Ayrault, la destitución de Delphine Batho aparenta ser un hecho razonable. En la misma línea que el gobierno, algunos grupos ecologistas y expertos en medio ambiente, hacía tiempo que habían destacado la falta de conocimiento y experiencia de Batho en los temas medioambientales. Y para acabar de hundir a la ex ministra, algunos de sus allegados habían denunciado sus formas imperativas, coléricas y descorteses, su falta de simpatía, su malhumor. Y todos parecen tener razón, los que la critican por falta de experiencia, los que se quejan de sus malos modos, los que la acusan de insolidaridad con el gobierno.

A pesar de todas las evidencias en su contra, el personaje, Delphine Batho y su gesto público, creo que merece una atención particular. Los orígenes de Batho son humildes, huérfana de madre, se inició en la lucha política en el Lycée a los 13 años, para protestar contra el proyecto de ley de Devaquet, la primera iniciativa legislativa del presidente Chirac, encaminada a dificultar la entrada en la universidad con pruebas y más dureza en la concesión de las becas, en la línea de lo que propone la ley Wert. Luego militó en el movimiento SOS racismo y se afilió al partido socialista en el año 1994, encargándose de temas relacionados con la seguridad, colaborando en el desarrollo de lo que se vino a llamar orden justo, más en la línea de la prevención que en el de la sanción. Batho se forma, pues,  en la protesta ciudadana, en la defensa de los derechos ciudadanos y actúa en la línea de lo que ha sido su formación en las algaradas callejeras, mostrar descaradamente su desacuerdo, algo muy democrático pero también políticamente muy incorrecto.

¿Un ministro debe aprender a callarse, debe amoldarse para hacer carrera política? Batho, entrevistada ayer por Le Monde, se preguntaba cómo un primer ministro podía cerrar el presupuesto de un ministerio sin consultar antes con el ministro afectado. Delphine Batho tiene razón, no debería. La siguiente pregunta que se hacía la ex ministra  es cómo se puede exigir solidaridad a una ministra, atendiendo a la colegialidad de las decisiones de un gobierno, si éstas  no son consultadas, ni compartidas? Según Batho, la actitud del gobierno socialista, de plegarse a la doctrina del rigor, del recorte presupuestario, está abonando el terreno para la llegada al poder de la extrema derecha. Las encuestas de intención de voto de cara a las próximas elecciones europeas parecen darle la razón: el FN podría ser la fuerza más votada. Cuando la política de la izquierda no se distingue de la de la derecha, surge la demagogia, la xenofobia y el populismo. Los recortes, pues, son mucho más que un atentado social, son una herramienta para acabar con la democracia.

Y una anécdota final que puede ayudar a entender un poco más la destitución de Delphine Batho. Sylvie Hubac, la jefe de gabinete del presidente Hollande, es la esposa de Philippe Crouzet, presidente del consejo de administración de la empresa Vallourec, que es la líder mundial en la fabricación de tubos sin soldadura. Pues bien, durante su año escaso al frente del ministerio de Ecología, Batho se ha opuesto radicalmente a las prospecciones para la obtención de shale gaz, del gas de esquisto y Vallourec es el primer proveedor del utillaje necesario para la prospección y explotación del gas. La política medioambiental de la ex ministra, ha sido, en el fondo, la razón última de su destitución. La política, aunque sea la de un gobierno de izquierdas, está al servicio del mercado.

 

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