Elisa Serna

OJO, TROLLS SUELTOS

 

 

Madrid, 31 de Agosto, 12:45 h

 

Todo disco duro es un marciano atrapado en un cuerpo de ordenador. A veces se alimenta de trolls. Si no lo apagamos cada cuatro horas, el disco duro no vuelve a su ser libre pensador. Cuando el Tráfico de Ideas alcanza velocidad de crucero, a toda máquina, los latidos de su corazón de coltán, se aceleran y parece que sí, que tocamos ya casi con la punta de los dedos, el picaporte del libre pensamiento.

 

Es el momento más vulnerable. Virus, trolls, espías, catequístas y toda la corte celestial del terrorismo internaútico, aprovechan entonces nuestra apertura espiritual, para zasca! arrearnos una filípica, un ladrillo recocho, un detritus neoliberal, pensamiento Keynes, cuando no una defensa-basura, putrefacta, de que los blogueros que rezan unidos, permanecen unidos.

 

Estupefactos, y allí mismo, a bordo de los teclados, nos rompemos entonces la camisita como canta Camarón, blanca, de aprendices de libre pensadores, sin cepos. Descubrimos que eureka! poseemos el don de lenguas, pues juramos, inéditos, en sánscrito y maldecimos el día en que a Bill Gates se le ocurrió la maldita idea de los circuitos integrados.

 

Necesitamos calmarnos, volver a gozar de nuestro trabajo, volver a nuestro ser. Acariciamos melancólicos, entonces, el manguilléro, el secante y el lacre que nos regaló la abuela. Nos beberíamos de un trago la tinta china, por ver si, escribiendo sobre la mesa, con la punta del índice como plumilla, saliera legible la palabra te-le-pa-tía, de charol brillante, irradiante, que hiciera ya inanes, obsoletos, todos los ordenadores del mundo y los trolls que los recalientan.

 

Pero es un momento, mientras las supra-renales lanzan al flujo de nuestra sangre la calmante cortisona. La Red nos acerca el saber, para aquel que lo busque. Un puntazo.

 

Dicen algunos que si el troll es independiente y comedido - cosa ajena a su largar - y no a sueldo del PP, la Conferencia Episcopal o la FAES, poliniza la creatividad de los blogueros críticos, que argumentan sus tesis con mas contundencia, si barruntan al adversario de cuerpo cercano, aunque solo sea como ente desencarnado, anónimo, cobarde, enmascarado, franco-tirador, nadie, sin nombre ni apellidos.

 

Pero ni así. El disco se recalienta, el marciano que pilota el disco duro, pide presupuestos para un cambio de sexo, se da una ducha fría y curioso: es bipolar. Cuando ya se seca sus verdes escamas, y un chiri-miri de desodorante llega a sus axilas amarillas, te grita desde el baño: Venga, Elísa, que los tenemos rodea'os!

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