Tierra de nadie

La sartén y el cazo

No son pocos los socialistas escandalizados por los planes de recorte impuestos por el PP en varias comunidades, especialmente en Castilla-La Mancha, a la que se supone el banco de pruebas de lo que haría Rajoy en España si gana las generales de noviembre. El tijeretazo de Cospedal, que provocará la pérdida de varios miles de empleos, desarbola el sector público autonómico y se ceba con Educación y Sanidad, cuyas inversiones en nuevas infraestructuras se paralizan por completo. Se consigue así reducir el Presupuesto en un 20%, actuando sólo en los gastos y renunciando a subir los impuestos.

Se ignora cómo alcanzaría el PSOE la cuadratura del círculo de conducir al déficit territorial al 1,3%, tal y como ha impuesto el Ministerio de Economía, sin tocar las prestaciones sociales, y probablemente nos quedaremos sin saberlo ya que lo único bueno que ha tenido su hundimiento electoral es que ese cáliz pase de largo. No obstante, si se toma a Castilla-La Mancha como el prototipo de la futura actuación del PP, habría que considerar que las medidas del Gobierno central serían el espejo en el que se mirarían los socialistas a nivel autonómico ante una disyuntiva semejante.

Y lo que ha hecho el Gobierno en su alocada carrera contra el déficit ha sido lo siguiente: bajar el sueldo a los funcionarios, aumentar la edad de jubilación, dar un tajo a la inversión, congelar la oferta de empleo en la Administración, poner en almoneda las joyas de la corona del sector público (aeropuertos y loterías), subir impuestos, sí, pero sólo los indirectos, renunciando a gravar más a las rentas más altas, y rebajar las prestaciones a la dependencia, entre otras iniciativas. ¿Escandaliza ya menos lo anunciado por los populares?

La primera consecuencia de que los dos partidos hayan sacralizado la contención del déficit en detrimento del crecimiento económico es la cifra de cinco millones de parados, lo más escandaloso de todo. La segunda es esa reforma constitucional, que en realidad modifica el artículo 1 para dejarlo así: "La soberanía nacional ya no reside en el pueblo español sino en Berlín".

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