Entre leones

Curro en el Caribe

Unas semanas antes de que EEUU y Cuba intercambiaran espías y pusieran la primera piedra para la normalización de relaciones diplomáticas y el fin del bloqueo, el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, visitó La Habana con intención de meter cabeza en un proceso de negociación en el que el Vaticano y Canadá llevaban bastante tiempo mediando con éxito y discreción.

Supuestamente, Margallo quería trasladar a Raúl Castro un mensaje de EEUU, del presidente Obama (¿?). Pero el presidente cubano ni siquiera le recibió. No creo sinceramente que fuera por la conferencia nada diplomática –de puro bocazas- que ofreció el ministro de Asuntos Exteriores, defendiendo las bondades de la democracia y los derechos humanos en La Habana, en el lugar y el momento más inadecuados.

Más bien el plantón fue porque el régimen castrista consideró que Margallo no tenía vela en el entierro de las hostilidades con los americanos.

Si algún español ha tenido protagonismo de una forma y otra ha sido el ex ministro socialista Miguel Ángel Moratinos, Curro para sus amigos.

Ya formando parte de los gobiernos de ZP, Moratinos propició un cambio progresivo de la política de la UE hacia posiciones más dialogantes, y logró que en 2005 se suspendieran las sanciones diplomáticas contra Cuba. Años más tarde estuvo también en el empujón definitivo de la normalización relaciones por la vía del diálogo y la cooperación.

Todo ello, bajo el feroz ataque del PP, que siempre apostó por la denuncia, el escándalo, el mochileo de Jorge Moragas y la confrontación. Mientras tanto, sabiendo que hacía lo correcto, Moratinos puso los cimientos de un futuro entendimiento en sus tres viajes a la isla caribeña.

En un artículo, publicado por El Mundo en su edición impresa del lunes pasado, Rodríguez Zapatero recuerda el papel activo de Moratinos en la búsqueda de soluciones en aras del "entendimiento, la convivencia y la paz" en esta crisis.

Pero ZP va más allá y pone énfasis en que el acuerdo entre EEUU y Cuba "es un triunfo indiscutible del diálogo, ese principio a veces denostado por los guardianes de los esquemas deterministas y dogmáticos".

Y añade sobre los enemigos del entendimiento: "Son los mismos a los que les cuesta comprender que el acercamiento, el diálogo, la persuasión de la palabra, suelen ser más transformadores que los embargos y los aislamientos".

Margallo forma parte de los enemigos de ese diálogo, y por eso desde que aterrizó en Santa Cruz se dedicó a demoler la política exterior de España que construyó Moratinos desde la búsqueda permanente del entendimiento. Todo para levantar una alternativa poco atinada de Acción Exterior y para fracasar con ese esperpento llamado Marca España que no gusta ni entre los flamencos.

Pero Margallo pasó de denostar a Moratinos de forma hiriente, llevado más por la soberbia que por la inteligencia, a utilizarlo para que, por ejemplo, España pudiera lograr los votos necesarios para formar parte del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas durante los próximos dos años.

Y para otros asuntos que solo el tiempo sacará a la luz, si es que los saca. Por cierto, ¿ha estado Curro de nuevo en el Caribe en las últimas fechas?

En fin, Moratinos encaja perfectamente en el perfil que hace ZP de los hombres que buscan la paz sin caer en el desaliento, sabedores de que "no siempre el diálogo da sus frutos en un corto plazo de tiempo". "Pero –agrega- eso no es excusa para no perseverar. El diálogo, la búsqueda del entendimiento, la consecución de la paz, no admiten ni la fatiga ni el desistimiento".

En Cuba y EEUU, tras cincuenta años de desencuentros, un puñado de hombres buenos ha demostrado que hablando se entiende la gente, que las palabras a veces no se las lleva el viento y que los ciudadanos no pueden ni deben pagar en sus propias carnes la incapacidad de muchos de sus dirigentes para entenderse.

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