Entre leones

Sin nosotros

La filmoteca de nuestras vidas está repleta de pelis apocalípticas. Mi preferida es Soy leyenda, interpretada por Will Smith. La elección de la canción de Bob Marley Three Little brids como mantra ya es toda una declaración de principios. Y Redemption song, un canto de reagee puro, en los títulos de crédito es como para morirse bailando.

En cuanto a los reportajes del fin del mundo, me quedo con la miniserie que emitió entre 2009 y 2010 The History Channel, titulada Life After People (La Tierra sin humanos). Aquí se puede ver cuán prescindibles somos minuto a minuto. Impresiona ver cómo nuestra civilización se pierde en un bosque que devora nuestra grandeza y nuestra avaricia.

Entre los ríos de basura que recorren las redes sociales en estos días de mala baba, se pueden rescatar muchos videos donde la naturaleza recupera todo su esplendor gracias a la cuarentena global que vivimos por el COVID-19.

Unos delfines en el muelle de Cádiz, unos ciervos en Matalascañas, unos jabalíes en Barcelona, un pavo real no sé dónde, un oso en Cangas de Narcea, unos zorros en Vigo...

Los cielos de las grandes ciudades aparecen sin la boína; ahora visten un color azul cielo inédito. El aire está más limpio; sin toda la mierda que lanzan por los tubos de escape los coches buscando, como el coronavirus, alojarse en nuestros pulmones, cuesta respirarlo por su pureza.

Cuando superemos esta pandemia, que la superaremos pese a que tenemos una oposición de derechas que tiene más prisa por echar a Pedro Sánchez que al bicho, espero que la mayoría de los ciudadanos digamos alto y claro que no queremos volver a vivir en ciudades contaminadas hasta las trancas, que no queremos al frente de nuestras comunidades a negacionistas y majaretas, que no queremos un mundo sustentando en mentiras, bulos y medias verdades, que no queremos el regreso del fascismo (en España, VOX es un partido cada vez más montaraz) en forma de populismo de banderazos sin dos dedos de frente y con más odio que vergüenza.

Pero no va a ser fácil. Mientras el coronavirus es un serio aviso parea que apostemos por el respeto por la Tierra (un estudio reciente de la Universidad de Oxford revela que el coronavirus y la contaminación van de la mano), hay quien no se da por aludido y sigue por el carril de la irresponsabilidad y la falta de sentido común, pasándose la salud de la humanidad por el forro de los pantalones.

En Andalucía, por ejemplo, el Gobierno de coalición de PP y Ciudadanos, con el apoyo de VOX, se ha sacado de la manga un retroceso medioambiental histórico –y cuando digo histórico, es histórico- al aprobar un Decreto Ley de Mejora y Simplificación de Regulación para el Fomento de la Actividad Productiva.

Una poda medioambiental en toda regla que ya cuenta con la oposición frontal de Amigos de la Tierra, Ecologista en Acción, Greenpeace, SEO/BirdLife y WWF. Y lo que te rondaré morena.

En definitiva, una especie de barra libre urbanística contra el medio ambiente. ¡Viva el coronavirus!, acabará siendo el eslogan institucional de tamaña cafrada. Una carta a los Reyes Magos para mangar a cuatro manos y me llevo 33.

El Gobierno andaluz está en estas historias legislativas para no dormir y embarcado paralelamente en una campaña de propaganda, insertada en los medios de comunicación a precio de ‘aquí mando yo, ¿eh?’, sacando pecho por la poca incidencia que está teniendo en Andalucía la rusca.

En vez de gastarse los euros en aliviar a los más necesitados, se dedica al autobombo con una pandemia que tiene aún faena y media hasta domeñarla.

Por cierto, si Juanma Moreno es el responsable directo de la poca incidencia del coronavirus en Andalucía, ¿Isabel Díaz Ayuso es la máxima culpable del desastre que vive Madrid?

No, me imagino que la propaganda y las portadas de los medios cavernarios señalarán a Pedro Sánchez, que también será el culpable -y no el alcalde madrileño, José Luis Martínez-Almeida- de la mierda que en esta cuarentena acumulan las calles de Madrid.

Un consejo periodístico sin trincar: que hay que baldear las calles con agua y desinfectante, picha, antes de que los bichitos se conviertan en cocodrilos o en dirigentes del trifachito en una mutación ordenada desde Marbella.

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