Carta con respuesta

Oscuras pasiones

El Festival de Cine Erótico se ha trasladado a Madrid y con él las expectativas de bonanza para este sector esclavista del sexo. Madrid o Barcelona, Bruselas o Estambul, en todas partes se despliega el dominio de la parte más baja del hombre con fines de explotación. Explotación para los que se venden, explotación mísera y delictiva para los que negocian con el cuerpo humano como con una mercancía al abasto de oscuras pasiones. La pornografía en sentido estricto no es más que un abajamiento moral de la persona: pobres mujeres y hombres que se prestan a formar parte de la rueda de los deseos desenfrenados.

María Ferraz Barcelona

No sé si en el cine erótico o pornográfico hay mucha explotación. A lo mejor sí. En cambio sí sé que se explota mucho a los tele-operadores, a las cajeras o a los moto-mensajeros, entre otros muchos empleados. Como usted, estoy en contra de la explotación en todos esos sectores esclavistas y también en el cine porno (si es que hay mucha explotación allí). Luchemos contra la explotación, María, allí donde se produzca, incluso en la industria pornográfica.

Por lo demás, todos "negocian con el cuerpo humano como una mercancía": los empresarios compran nuestra fuerza de trabajo, nuestro tiempo, nuestro cansancio y hasta nuestras diminutivas esperanzas. Ya Pablo les recordaba a esos pobres tipos de Corinto que su cuerpo no les pertenecía, y exclamaba indignado, tan antipático como el avaro que reclama el pago de una deuda: "Empti enim estis pretio!" ("¡Fuisteis comprados a cambio de un precio!" I, Cor. 6, 20). No sé a qué precio vendieron esos cristianos sus propios cuerpos, aunque parece, según Pedro, que no fue a cambio de dinero ("non corruptibilibus argento vel auro", I Pe. 1, 18), sino de sangre ("sed pretioso sanguine") y que los alquilaron como segunda residencia para un espíritu. Menudo negocio. Tampoco sé cuánto pagan en la industria porno, pero sí sé que, en general, las empresas dan dos duros: nos explotan. ¡Menos mal que no hay en España millones
de Pizarros, como quiere el PP!

Creo advertir que a usted, aunque lo pagaran bien, le parecería mal que alguien alquile su cuerpo para hacer cine porno. ¿Por qué vamos a poder vender nuestro cuerpo para subirnos a un andamio y no para meternos en la cama? ¿No vendo yo mi tiempo, mi cultura y mi escaso talento? ¿Usted no vende nada? Pues entonces, ¿de qué vive? ¿Del trabajo, el tiempo, el cuerpo y los esfuerzos de otros? Si es así, espero que al menos les pague bien y no los explote. A mí, si no hay explotación, hacer cine porno me parece tan saludable como escribir artículos. En el fondo, casi somos colegas, porque nos dirigimos al mismo lugar acogedor: esas humanas, "oscuras pasiones".

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