La trama mediática

Palíndromos mortíferos

La depravación catalana no tiene confines. Ahora embisten la unidad de destino en lo universal con palíndromos, que bajo su inocente aspecto de frases que se leen igual de izquierda a derecha y viceversa, son armas letales. "Primero consignas, después quema de banderas", vocifera el editorialista de El Mundo señalando al escritor Marius Serra, que había adornado su intervención en la Diada con una de estos capicúas verbales: "Català, a l'atac". Tremenda afrenta, según el opinatero del diario pedrojotil: "Cuando desde una tribuna oficial alguien lanza consignas de ataque, y quien tiene que garantizar el cumplimiento de la ley no la cumple, existe el riesgo de que los más radicales se lo tomen al pie de la letra".

Colorado y gualda de rabia por tamaña provocación, Carlos Dávila muta en Cicerón de andar por casa. "¿Hasta cuándo?", titula entre aspavientos su recuadrito de La Gaceta. Confundiendo lo épico con lo patético, se arranca por soleares: "Este victimismo de los secesionistas de Mas y compañía, este 'o nos dais lo que exigimos o nos vamos', este 'ya no cabemos en la Constitución', está causando en España un enorme hartazgo. Pregunto: ¿cuánto tiempo van a tardar estos emigrantes hispanos en marcharse? Que lo digan, queremos saberlo ya".

Charnegos, maquetos... y cobardes

A la vuelta de la página intereconómica aguarda la desesperanzadora respuesta del ensartador de ripios que firma Monsieur de Sans-Foy. Viene a decir que no hay lo que hay que tener para ponerlos en fuga: "Los esclavos se están quietos / nunca asoma un Espartaco. / Los charnegos y maquetos / os demuestran sus respetos / mientras les dais por el saco".

Desde Libertad Digital, el filósofo tristón Agapito Maestre comparte similar o mayor desazón ante la ausencia de una mano de hierro que los meta en cintura: "Si además se observan todas las mamarrachadas en torno a esa mascarada de 'fiesta nacional', entonces habrá que decir que esto no tiene salvación. Nadie aplicará el artículo 155 de la Constitución para suspender la Autonomía de Cataluña por alta traición de su mesogobierno".

Y para colmo de males, lamenta José María Marco en La Razón, les ayudan los rojos: "La extrema izquierda representa ahora la seña de identidad del socialismo español, y porque él mismo depende electoralmente de esa franja lunática que se identifica con el nacionalismo radical o agrede a los jóvenes de la JMJ".

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