Diario de un altermundista

Nuestro Chicago Boy

Mucho se va a escribir sobre las drásticas medidas de recorte del gasto anunciadas por Zapatero. La prensa conservadora dirá que tenía que haberlo hecho antes, que ahora es tarde, que "ya te lo dije". La prensa de izquierdas dirá que eran medidas inevitables, que el Presidente no quería, pero se ha visto obligado. Pobre Zapatero, la de sacrificios que debe hacer por el bien de España, cuánto habrá sufrido para poder pronunciar tales palabras, que ¡qué majo, que se ha reducido el sueldo un 15%!. A todo esto, los tertulianos amigos del PP dirán que Rajoy nunca hubiera hecho algo así, que el PP nunca habría recortado de tal modo el gasto social. Y no les falta razón, porque lo que nunca hubiera hecho el PP es tener tal gasto social. En todo esto, los únicos radiantes de felicidad se encuentran en el FMI, que con un poquito de presión por aquí y un poquito de influencias por allá, han conseguido que un gobierno que se estaba mínimamente comportando como social (dejémoslo en social, socialista sería mucho decir), haya virado a la derecha, a la senda neoliberal, convirtiendo al Partido Socialista en un Partido Liberal más. Puede que nos suene la trinidad liberal aplicada por los Chicago Boys en el Chile de Pinochet y en tantos otros países en épocas de crisis: reducción del gasto social, privatización de toda empresa susceptible de dar beneficios privados y desregulación de los mercados. Zapatero ha anunciado más privatizaciones de empresas públicas (de las pocas que quedan) y ha recortado el gasto social. ¿Desregularizará el mercado laboral con un flamante despido libre y será recibido como un héroe en el próximo Foro Económico Mundial de Davos? ¿Habrá tomado todas estas medidas para que le dejen ir a la próxima reunión del Club Bilderberg de Sitges? Con estas medidas Zapatero ha dejado claro que abraza las tesis neoliberales de los Chicago Boys del FMI. Porque es por todos sabido que hay muchas otras partidas del presupuesto donde meter la tijera (como el gasto militar), y hay muchas maneras de equilibrar las cuentas públicas, como reducir el elevadísimo fraude fiscal o aumentando unos puntos lo que los más ricos deben pagar a Hacienda (que por cierto también redujo el gobierno Zapatero). En fin, la batalla de las ideas ha sido ganada, por el momento, por los liberales y la patronal. A la gente corriente solo nos queda salir a la calle a protestar -¿para cuándo un huelga general?- y tener memoria la próxima vez que vayamos a votar.

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