A ojo

El problema es otro

Hugo Chávez manda quince mil soldados a la frontera, y llama a los venezolanos a "prepararse para la guerra" con Colombia. Dice que lo hace en defensa propia: teme que los Estados Unidos, el Imperio, quieran atacar a Venezuela utilizando como trampolín las siete bases militares cuyo uso acaba de autorizarles el Gobierno de Colombia. Puede ser que Chávez exagere su paranoia. Pero también se inquietan otros gobiernos de América Latina : vecinos de Colombia, como el Ecuador y Brasil, y aún otros más lejanos, como Argentina y Chile. Porque desde las bases en Colombia los norteamericanos estarán en capacidad de cubrir con sus aviones militares la totalidad del continente.

De modo que hay que preguntarse: ¿para qué son las bases? Porque no parecen suficientes las vagas explicaciones que han dado los gobiernos de los Estados Unidos y Colombia. Han dicho que el uso de las bases servirá para reforzar la lucha contra el narcotráfico y el terrorismo. La jaculatoria piadosa que en los últimos años sirve para justificar cualquier guerra. Sin ir más lejos, la de Irak y la de Afganistán.

Esa vaga explicación sirve de pretexto para cualquier guerra, salvo para librar con éxito las dos que menciona explícitamente: la del narcotráfico y la del terrorismo. Esos dos fenómenos, por el contrario, salen fortalecidos de las guerras que se les hacen, y así lo han demostrado también de sobra los casos de Irak y Afganistán. Con las bases de Colombia sucede lo mismo. Si llega a darse, la intervención directa de tropas norteamericanas en la guerra interna colombiana sólo puede fortalecer a la subversión, es decir, a los terroristas, dándole a su lucha un aura de guerra de liberación anti-imperialista. Y no sobra señalar que todas las guerras anti-imperialistas que se han dado desde el final de la Segunda Guerra Mundial las han perdido los imperios, con excepción de la de Chechenia en el caso del imperio ruso. En ese aspecto las siete bases resultan contraproducentes.

Y en el del narcotráfico resultan inútiles. Porque está ya demostrado que la guerra contra el narcotráfico tiene como único resultado el de fortalecer el narcotráfico: el de promover el consumo y el de aumentar el poderío de las mafias que manejan el negocio. Se trata de una guerra que se pierde más mientras más crece.

En el caso del Gobierno colombiano la explicación puede ser simple ceguera.: su país sale destruido de esa guerra. En el del norteamericano, puede ser que lo que pasa es que le conviene perderla.

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