Asuntos & cuestiones

Las pistas donde aterrizan los fondos públicos

Vamos a tener un nuevo aeropuerto para jets privados. Las prioridades en función de las necesidades de la población deben cumplirse a rajatabla. Y los madrileños, una vez solucionado el problema de la educación, guarderías, vivienda, sanidad, listas de espera etc., demandamos ese aeropuerto que, por supuesto, será de gestión privada para seguir creando riqueza; en los bolsillos cercanos, pero riqueza. Así se cumplirá la máxima que preside la adjudicación de obra pública. La Administración pone el circo, los enanos, las fieras, la carpa, el suelo y todo lo demás, y unos señores, privados, como los jets, ponen la taquilla. Es la bondad de la economía liberal, que consigue que el dinero de todos, que casi ni se nota, acabe en el bolsillo de unos pocos, que sí lo notan, logrando que algo que no disfruta nadie, el dinero público, haga la felicidad de terceros. ¿Se puede ser más altruista? Vamos, como si uno tuviera un hígado por casa que no quiere para nada y se lo dieran a otro que sí lo va a apreciar. Aparecerá esa secular envidia que nos lleva a desconfiar en cuanto alguien, desde la Administración o gracias a ella, se forra, olvidando que los del negocio de los vuelos privados tienen los mismos derechos que los ciudadanos de a pie, que son, paradójicamente, los que van a pagar el aeropuerto. Los famosos hospitales nuevos de la Comunidad de Madrid también serán de gestión privada; así, la pasta que generan (parking, cafeterías...), en vez de contribuir a la mejora de la calidad de asistencia, o al mantenimiento de los mismos, irá a engrosar las cuentas de las empresas adjudicatarias para que puedan seguir generando riqueza, privada, pero riqueza. Qué bien se administran algunas autoridades, con razón las llaman competentes.

Más Noticias