Buzón de Voz

Luces al final del túnel

Cualquiera que se muestre optimista ante la cifra de 4.100.073 parados merecería ser amarrado con una camisa de fuerza. La pérdida de puestos de trabajo a lo largo del año 2010 es dramática. Similar ceguera demuestra quien niegue que la evolución del desempleo en los últimos tres años apunta cierta luz al final del túnel. No sólo porque el mes de diciembre haya registrado el mejor dato de la última década en ese mes, sino porque una visión más amplia permite augurar que el paro ha tocado techo en un país acostumbrado a batir récords tanto en creación como en destrucción de empleo. Es probable que los primeros meses de 2011 sigan siendo malos, pero todos los indicadores coinciden en el pronóstico de una recuperación "suave" de la economía. ¿Es suficiente esa evidencia para aportar la confianza que al parecer exigen los mercados? Seguramente no.

La creación de empleo, por precario que fuera, ya no puede dispararse cuando el modelo económico necesita cambiar de motor. Y el Gobierno ha renunciado a acelerar el crecimiento con fondos públicos, única forma conocida de crecer en épocas de vacas flacas. Se ha considerado imprescindible seguir las prioridades marcadas por los organismos internacionales: reducir el déficit y garantizar a largo plazo el pago de la deuda. En el peor de los casos, 2011 debería ser el año de una lenta recuperación. El colmo de los desastres sería que ese modestísimo objetivo tampoco se cumpliera.

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