Buzón de Voz

Mucho más que una ley

Es cierto que 2010 ha sido un año nefasto en violencia de género, porque ha habido al menos 71 víctimas mortales. Asumida esa certeza, sería injusto caer en la trampa de considerar que no se avanza en absoluto en la lucha contra esa complejísima lacra. Voces aficionadas a politizar cualquier estadística pretenden trasladar el mensaje de que la Ley de Protección Integral contra la Violencia de Género, aprobada el 28 de diciembre de 2004, no ha servido para nada. Lo cual es meridianamente falso por muchas razones. El periodo transcurrido (seis años) no es suficiente para valorar sus efectos. Conviene recordar que ni siquiera existen estadísticas sobre violencia de género anteriores a 2003, porque los malos tratos a las mujeres venían siendo aceptados con macabra normalidad desde siempre en esta católica España y en tantos países presuntamente civilizados.

Que 100.000 mujeres vivan hoy protegidas después de denunciar a sus agresores o que más de mil maltratadores fueran encarcelados en 2010 son datos que reflejan la crudeza de un problema cuya solución no depende sólo de un texto legal. La violencia machista hunde sus raíces en la desigualdad entre hombres y mujeres, así que esta lucha tiene todo que ver con la educación en la igualdad desde la infancia; con el respeto a los demás; con los valores que transmiten padres, maestros, televisiones o periódicos. Al menos este horror ha empezado a ser visible y vergonzante.

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