Otras miradas

Incertidumbres para las izquierdas

Antonio Antón

Sociólogo y politólogo

Pleno del Parlamento Europeo en Estrasburgo, Francia.- Jeremy Baumert / EUROPEAN COMMISSI / DPA
Pleno del Parlamento Europeo en Estrasburgo, Francia.- Jeremy Baumert / EUROPEAN COMMISSI / DPA

Conociendo la trayectoria política y humana del Presidente Pedro Sánchez, con su capacidad de resistencia y su pragmatismo político, no es difícil adivinar el sentido de su último gesto de decir basta a la descalificación mediática y judicial de la ultraderecha, con la cobertura de las derechas y redefinir su respuesta. Interpreto que no va a consistir en una rendición, sino en un contraataque: reforzar su liderazgo y la prevalencia socialista, junto con sus aliados del bloque democrático y plurinacional, y evitar el desborde de las derechas y su estrategia de desgaste y crispación. Está por ver su concreción.  

Parece improbable un adelanto de las elecciones generales, con demasiados riesgos para el campo progresista respecto de ese objetivo. Veremos la fórmula elegida para reafirmar la primacía socialista, en el marco necesario de reforzar la ética y la democracia, junto con sus socios de investidura, frente a los intentos involucionistas y autoritarios de las derechas extremas. En particular, deberá enfrentarse al acoso jurídico y mediático del bloque derechista, del que hay precedentes relevantes contra representantes de la izquierda con influencia institucional, y abordar la necesaria regeneración democrática de los órganos de la judicatura y frente a la práctica deslegitimadora y antidemocrática del lawfare hacia un golpe de Estado blando 

Todo ello añade más incertidumbre a las ya existentes sobre la estabilidad del Gobierno de coalición y la dinámica política de la legislatura, empezando por los emplazamientos inmediatos de las elecciones catalanas y europeas, la aprobación de la ley de amnistía, el aplazamiento presupuestario o las dificultades para las reformas sociales, en el marco de la construcción europea y el conflicto geopolítico. Me voy a detener en un aspecto particular, las perspectivas de la izquierda alternativa y su impacto en el reequilibrio de la alianza de gobierno entre Partido Socialista y Sumar en este incierto contexto. 

La izquierda transformadora, el conjunto de grupos y tendencias a la izquierda del Partido Socialista, en torno a Podemos y la coalición Sumar, se encuentra en un proceso transitorio de rearticulación organizativa y definición político-estratégica. No se está frenando su declive representativo, como han evidenciado los resultados de las elecciones gallegas y vascas. El conjunto de ese espacio alternativo está sumido en una cierta perplejidad sobre su futuro y sobre qué orientación política y vertebración organizativa desarrolla, en particular ante las evidencias representativas tras este ciclo electoral que culmina en los comicios europeos de junio.  


Además, hay que considerar que existe una interacción entre esa izquierda alternativa -estatal y territorial-, el Partido Socialista y la izquierda nacionalista, tanto respecto de los desplazamientos y conexiones de sus bases sociales como de la interacción de sus estrategias políticas y de alianzas. O sea, que se están reconfigurando, por un parte, los campos sociopolíticos y electorales y, por otro lado, una recomposición de las representaciones político-institucionales. Por tanto, aquí, junto con un análisis sobre los previsibles resultados de las elecciones europeas, inicio una reflexión sobre estas incertidumbres para las izquierdas y su futuro inmediato. 

Descenso y reajuste representativo entre Sumar/Podemos  

Acaba de publicarse (23/04/2024) el Estudio del CIS sobre "Opiniones y actitudes ante la Unión Europea", que recoge los resultados de la amplia encuesta -cuatro mil entrevistas- sobre la opción de voto para las próximas elecciones al Parlamento europeo del 9 de junio. Partiendo de esos datos, expongo el voto válido definido -descontando el No sabe/No contesta, así como la abstención decidida y el voto en blanco y nulo-: alcanza el 54,9% del censo, porcentaje que, sobre un total de 38,1 millones, representa una participación de 20,9 millones de personas que optan por los distintos grupos políticos; distribuidas para 61 escaños en el Parlamento europeo correspondería una media de unos 338.000 votos para sacar un escaño, en el conjunto del Estado como distrito electoral único.  

Así, he reelaborado los porcentajes del CIS de voto directo sobre el 'censo' en porcentajes de cada grupo político sobre el voto 'válido', es decir, según la participación que expresa esta encuesta, algo inferior pero no muy distante del 62% del voto válido en las europeas de 2019 y sin más cocina de la estimación de voto, al igual que el CIS. 


Dos hechos interesan destacar. Por una parte, el empate por arriba entre el PSOE, con el 35,2% (7,4 millones de votos), y el PP, con el 35,0% (7,3 millones). Por otra parte, la comparación entre Sumar, con el 5,3% (1,1 millones), Podemos, con el 4,2% (0,9 millones) y la izquierda nacionalista de Ahora Repúblicas -ERC, EH-Bildu, BNG...-, con el 4,0% (0,8 millones).   

La primera valoración es el descenso significativo de la izquierda alternativa respecto de los resultados del 23J, con una presentación conjunta: del 12% hasta el 9,5%; aunque considerando una menor participación, el cómputo total de votos pasa de unos tres millones a dos millones, o sea, un tercio menos.  

Respecto de las anteriores elecciones europeas de 2019, con solo Podemos, IU y Catalunya en Comú Podem, con un voto válido del 62%, consiguieron 2,25 millones de votos, el 10,05% y seis escaños (de un total de 59); a los que cabría añadir los casi 0,3 millones (1,3%) conseguidos por la alianza de Compromís (por Europa), que no obtuvo escaño.  


Al mismo tiempo, ahora, el porcentaje respecto del voto válido en unas hipotéticas elecciones generales anticipadas llegaría al 69,1% -descontando blancos, nulos, abstencionistas e indecisos-, y alcanzaría un total de 10,1% para la izquierda transformadora confederal (7% de Sumar + 3,1% de Podemos), más de un punto por debajo del total de las europeas de 2019 y, como se ha avanzado, casi dos puntos menos que el 23J.  

Pero, la segunda consideración relevante es su distribución; así, si en el acuerdo preelectoral de las elecciones generales del 23J se había impuesto un reconocimiento de la representatividad de Podemos en torno al 22%, ahora tendría el doble, el 44% del conjunto del conglomerado de la izquierda transformadora, habiéndose reducido la representatividad del conjunto actual de Sumar al 56%. Supondría un importante reequilibrio comparativo, particularmente problemático para Sumar y sus amplias expectativas, así como un balón de oxígeno para Podemos, aunque en caso de ir por separado y dada la normativa electoral penalizaría mucho más a este último en su acceso a los escaños.  

Traducido esos datos sobre las elecciones europeas a posibilidades de escaños europarlamentarios, a Sumar le corresponderían 3,25, o sea, seguros tres y por restos el cuarto improbable y que, precisamente, ha sido adjudicado a Izquierda Unida, siendo objeto de tensión al considerarse marginada; mientras que a Podemos le corresponderían 2,66 escaños, es decir, dos seguros y el tercero con un resto superior al de Sumar. Por otra parte, a la izquierda nacionalista le corresponderían 2,37 escaños, o sea, difícil de alcanzar el tercero.  


Como toda fotografía demoscópica momentánea, y aparte de los sesgos y márgenes de error, expresa una realidad estática, con una validez como base objetiva de una encuesta amplia y rigurosa, aunque modificable en este proceso de precampaña y campaña de las elecciones europeas.  

Por otro lado, aunque hay que considerar la tendencia del CIS a sobrevalorar la representatividad socialista e infravalorar la de la izquierda nacionalista, indica una situación para tener en cuenta en el análisis que nos ocupa: la distribución representativa de la izquierda alternativa es distinta respecto de las dominantes en la opinión publicada hasta ahora, en particular, con la idea de una gran ventaja comparativa para Sumar en detrimento de una perspectiva de casi hundimiento total de Podemos.  

Ese bloqueo de las expectativas electorales de Sumar, con debilitamiento de la legitimidad de su orientación política y su liderazgo, es el motivo de su inquietud y de sus conflictos internos para asegurar su estatus respectivo.  

Además, se reafirma la tendencia, ya observada en las elecciones generales y, sobre todo, en las gallegas y vascas, al incremento de la prevalencia socialista respecto de Sumar, con una representatividad que multiplica por siete la de la actual formación de Yolanda Díaz, que quedaría en una posición más subalterna. 

Veremos la evolución política y los resultados electorales definitivos, que proporcionarán la enseñanza realista para encarar los desafíos estratégicos y unitarios que tiene esa izquierda transformadora, así como su impacto en la gobernabilidad y su orientación. Pero estos preocupantes indicios merecen ya el inicio de una reflexión serena sobre las incertidumbres para las izquierdas y la respuesta social y democrática necesaria.      

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