Buzón de Voz

Monsieur Trichet o el movimiento de la estatua

Solía decir Salvador Dalí: "Lo mínimo que se puede pedir a una estatua es que se esté quieta". Jean-Claude Trichet, presidente del Banco Central Europeo, parece tener vocación de estatua. Hace meses que los gobiernos y los mercados (y hasta el sentido común) reclaman rebajas urgentes y pronunciadas de los tipos de interés que reduzcan las cargas hipotecarias de las familias y faciliten el consumo. A Trichet le ha costado horrores abaratar el dinero medio punto, hasta el 3,75% cuando en EEUU está ya en el 1,5%. Actúa como una estatua o como si la caja fuera suya.

Trichet argumenta que su obligación consiste en controlar la inflación. Y no se sonroja. ¿Controlar la inflación cuando la economía está casi paralizada? ¿Cuando el precio del barril de petróleo ha bajado en cuatro meses de los 146 a los 60 dólares? ¿Cuando los precios de las materias primas, incluidos los cereales, reflejan caídas históricas mensuales? ¿Cuando el paro se dispara porque la gente no consume y las fábricas no venden?

La prioridad de una autoridad monetaria debería ser la de adelantarse a los problemas y reducir sus efectos en la economía real. Ya que Trichet parece ir siempre por detrás y nunca por delante de los acontecimientos, al menos no debería estorbar. Ayer insinuó que bajará los tipos el 6 de noviembre. ¿A qué espera? Muévase la estatua. Hágalo ya. Y un punto mejor que medio.

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