Cartas de los lectores

11 de agosto

Estimados dirigentes del Partido Popular
Comprendo que la decisión del Partido Socialista de buscar un candidato potente para el Ayuntamiento y para la Comunidad Autónoma de Madrid les ponga un poco nerviosos a los dirigentes del Partido Popular, pero como ciudadano y como demócrata les exijo respeto a la hora de hacer oposición y de formular críticas al Gobierno y sus ministros.
Declarar despectivamente que Trinidad Jiménez, ministra de Sanidad, "es la ministra del aborto y de la píldora para menores sin control ni conocimiento de los padres" es una auténtica perversión.
Si este es el aspecto negativo de la ministra, es señal inequívoca de que todo lo hace bien.
Esta lapidaria frase contiene una gran falacia para ocultar su pánico. No soportan que un buen día puedan tener una entrevista televisada cara a cara entre Esperanza Aguirre y la "ministra del aborto" acerca de un tema tan candente como es la Sanidad pública en la Comunidad de Madrid.
Pedro Taracena Gil /Madrid
La ambición sin límite de los políticos
Ahora se trata del Partido Socialista, pero también del resto de partidos. Estamos en trance de ver una durísima pelea por el poder en el seno del mismísimo Partido Socialista de Madrid.
De los dos candidatos hasta ahora presentados para la presidencia de la comunidad, uno tiene tan sólo responsabilidades en el ámbito local (como secretario general del partido en Madrid), pero la otra candidata habrá de compatibilizar sus muchas responsabilidades como ministra de Sanidad con dicha candidatura.
A muchos ciudadanos de a pie, que no nos movemos en tan altas esferas, se nos hace difícil entender la ambición desmedida de alguien que ya es ministro y además quiere optar a la presidencia de una comunidad autónoma (que, por otra parte, parece que tiene pocas posibilidades de conseguir).
Puede que la característica principal de un político tenga que ser esa desmedida hambre por el poder, hasta el punto de que esta característica sea considerada una virtud en tal profesión.
Javier Lacomba de Maruri  /Valladolid
Lo que para el Arzobispado es la buena sexualidad
El Arzobispado de Valencia va a impartir en sus centros un programa llamado "Saber Amar Básico Escolar" (SABE) dirigido a los escolares de edades comprendidas entre 5 y 14 años.
El programa ha sido muy bien acogido por los políticos conservadores, los mismos que rechazan la asignatura de Educación para la Ciudadanía por considerarla adoctrinadora.
En el programa SABE se afirma que la masturbación es un vicio malo, se recomienda evitar cualquier tipo de método anticonceptivo y posponer las relaciones sexuales hasta haber contraído matrimonio –ni qué decir tiene que con alguien del sexo opuesto–.
Esto, según los políticos conservadores, no es adoctrinante.

Es fascinante la agudeza intelectual que los viejos guardianes de la reserva espiritual de Occidente demuestran para distinguir tan sabiamente entre lo que es adoctrinador y lo que no lo es. Y qué decir de su asepsia científica.
Pero, a juzgar por el nombre del programa, la cosa no parece quedarse en la retórica sexual, sino que va más allá. Nada menos que a saber amar.
Estos educadores se consideran capaces de enseñar a amar a niños de entre 5 y 14 años.
Es bastante previsible que se basarán en los Diez Mandamientos con los que ya nos brearon a unas cuantas generaciones durante los años del nacional-catolicismo.
Mario López Sellés / Madrid

Un Papa de pago para sus fieles
A mí me parece bien que quien quiera asistir a una misa del Papa en Gran Bretaña pague sus 30 euros, incluido un recuerdito del hecho.
Al menos, me parece mucho mejor que lo que ocurre en España, en donde el Gobierno nos obliga a pagar con nuestros impuestos varios millones de euros –y muchos, muchos euros más, indirectamente– por la visita papal a nuestro país.
Por lo demás, cabría preguntarse si ese cuantioso pago privado o público es coherente con la conducta de Jesús, cuya solemne visita a Jerusalén tuvo que soportar sólo con un asno prestado.
Pero eso, claro está, es un tema que no concierne a todos, sino a los verdaderos seguidores del maestro que quieran hacer el asno con ese su curioso representante.
María Faes Risco / Madrid

Por un mundo que no precise limosnas
En contra del alborozo general provocado por la iniciativa de Bill
Gates y otras 40 archimegamillonarias fortunas norteamericanas de donar a asuntos benéficos la mitad de su dinero, a mí tanta filantropía me parece un pelín inquietante. Decía Benjamin Franklin que el mejor medio de hacer bien a los pobres no es darles limosna, sino hacer que puedan vivir sin recibirla.
La acumulación de la riqueza mundial en manos de unos pocos genera una sociedad extremadamente cruel, donde la supervivencia pasa por servir como una pieza más del engranaje que les permita seguir amasando sus gigantescas fortunas. Las montañas de dinero en las que se encumbran estos presuntos benefactores se han ido acumulando gracias a la perversión de un sistema que se desentiende de las mínimas nociones de justicia social.
Por eso su caridad me chirría.
ANA CUEVAS PASCUAL / ZARAGOZA

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