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El secreto de las pirámides

MICROBIOGRAFÍAS // JORGE BARRERO

No hay duda, las pirámides de Egipto fueron construidas con la ayuda de extraños seres que, en un tiempo remoto, viajaban protegidos por cápsulas en forma de disco. Pero sugiero que el lector no los busque en un libro de Iker Jiménez, ni espere el aterrizaje de una nave nodriza. Tampoco merece la pena inquietarse ante una hipotética amenaza, los últimos especímenes de nummulites debieron morir antes de acabar la era terciaria. Sus esqueletos fósiles forman la roca con la que se han construido el mausoleo de Keops y otras muchas edificaciones.

No hayaremos nummulites vivos, pero sí a descendientes de su mismo linaje: los foraminíferos. Organismos unicelulares de gran belleza, en su mayoría microscópicos, circunstancia que hace todavía más singulares a sus antepasados de más de seis centímetros de diámetro. Un tamaño nada despreciable para una sola célula, eso sí, protegida por una armadura calcárea tan resistente que permanece intacta millones de años después de que su propietario se
extinguiera.

El registro fósil conserva más de 40.000 especies distintas de foraminíferos, de los cuales una décima parte vive todavía. Algunos autores afirman que estas amebas con concha son, de hecho, los organismos más abundantes del planeta después de las bacterias. Habitan los mares de regiones polares y también los arrecifes tropicales. Sus esqueletos se depositan en el fondo marino formando capas de hasta dos kilómetros de espesor. Y en lugares como las Bermudas son el principal componente de la arena de playa.

Las pirámides y muchas catedrales están fabricadas con el biomaterial fabricado por foraminíferos. También gracias a ellos hemos podido conocer la historia climática del planeta y encontrar petróleo. Para colmo, la joven investigadora española Elisa Piña anunció en la revista Nature en 2006 que los foraminíferos, como las bacterias, son capaces de eliminar el nitrato del agua, un proceso que podría aprovecharse en las
depuradoras.

Por cierto, el hallazgo de estos fósiles a orillas del Nilo no lo publicó Nature. Lo hizo Estrabón hace más de 2.000 años: "Las pirámides han sido construidas utilizando una roca llena de incrustaciones que asemejaban lentejas" (Geografica 17, 33-34). Aunque el geógrafo e historiador griego, de manera comprensible, confundió a los nummulites con restos petrificados de comida; abandonada, dedujo, 2.500 años antes por los esclavos que construyeron la necrópolis faraónica.

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