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La excepción y la regla

EL JUEGO DE LA CIENCIA // CARLO FRABETTI

* Escritor y matemático

¿Por qué La excepción y la regla y no La regla y la excepción, que parece el orden lógico? Porque la excepción precede a la regla, al menos en la experiencia (que, no lo olvidemos, es la madre de la ciencia).

Lo normal, por definición, pasa inadvertido. Lo excepcional, también por definición, capta la atención ("excepción" viene de ex capere, captar o tomar una cosa de entre varias, sustraer: Sapiens iniurias excipitur). Y ese es el sentido de "La excepción confirma la regla" (ECR): el hecho de que percibamos algo como excepcional indica que lo contrario es la regla.

Si entendemos la frase ECR en sentido literal, es una contradicción in términis. Pero a menudo olvidamos que, al igual que el burgués gentilhombre de Molière hablaba en prosa sin saberlo, continuamente nos expresamos de forma poética sin darnos cuenta. Entre otras muchas tonterías, Mario Vargas Llosa ha dicho que la mejor poesía de nuestro tiempo está en la narrativa; el peruano confunde, una vez más, la calidad con la cantidad, pues cierto es que la poesía más abundante y difundida no está en los libros de poemas, sino en manifestaciones tan aparentemente "prosaicas" como el lenguaje coloquial y la publicidad. La mayoría de los anuncios son poemas audiovisuales llenos de metáforas y metonimias, tanto icónicas como verbales, que, al igual que un soneto, intentan ofrecernos en pocos segundos una visión del mundo y una propuesta moral. Y el lenguaje cotidiano está cuajado de expresiones poéticas, muchas de ellas convertidas por el uso recurrente en frases hechas. Incluso los ensayos más rigurosos (El capital, sin ir más lejos) y los artículos científicos están llenos de literatura (a veces incluso buena).

Como tantas otras, la frase ECR debe entenderse en un sentido más literario que literal. La excepción no demuestra la regla, pero la muestra, la pone en evidencia, igual que un lunar hace resaltar la blancura de la piel (recuerdo que, de niño, cobré conciencia de que todas las cosas caen al suelo la primera vez que vi un globo flotando en el aire: la llamativa excepción me reveló la regla, hasta entonces inadvertida por demasiado evidente).

Con esto no pretendo zanjar las cuestiones esbozadas en Metapreguntas (9-11-07), ni las planteadas por mis queridos lectores y lectoras a raíz de dicha columna (ver blog); pero espero haber contribuido en alguna medida a situar el tema. Y también a sugerir uno nuevo: ¿es posible despojar al lenguaje de todo vestigio de poesía?

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