La ciencia es la única noticia

‘Ardipithecus ramidus’

ORÍGENES // JOSÉ MARÍA BERMÚDEZ DE CASTRO

* Director del Centro Nacional de Investigación sobre Evolución Humana, Burgos

La revista Science acaba de publicar un conjunto de artículos firmados por un equipo de 47 investigadores, en los que se realiza un estudio muy detallado de anatomía comparada de los restos fósiles de la especie Ardipithecus ramidus. En 1994, el científico norteamericano Tim White nombró esta especie en la revista Nature y ahora ha dirigido a un numeroso equipo para llevar a cabo una de las investigaciones más completas sobre un hallazgo de la importancia que nos ocupa. Esta especie tiene una antigüedad de 4,4 millones de años, aunque no está de más recordar que en 2001 varios de los miembros de este equipo nombraron también en la revista Nature la especie Ardipithecus kadabba, cuya antigüedad alcanza los 5,5 millones de años.

Estas investigaciones y sus resultados tienen que ser asimilados por la comunidad científica y debatidos en el contexto de otros hallazgos de gran interés para comprender el origen de nuestra genealogía, como los de la especie Orrorin tugenensis, nombrada por los científicos Brigitte Senut y Martin Pickford en 2001 y con una antigüedad de seis millones de años. También es importante recordar la especie Sahelanthropus tchadensis, nombrada en 2001 por el equipo capitaneado por el investigador Michelle Brunet. El cráneo de esta especie (Toumaï), hallado en el desierto de Djurab de la República del Chad, fue motivo de una espectacular portada de la revista Nature y su antigüedad se cifra entre seis y siete millones de años.

Tiempo habrá de valorar con tranquilidad el estudio de Ardi y otros fósiles de la especie Ardipithecus ramidus. Pero ahora me preocupa la falta de rigor y conocimiento con el que algunos medios han hecho llegar a los lectores una noticia de tanta importancia. Para ser mejores debemos empezar por la autocrítica constructiva. En primer lugar, se sigue insistiendo en mitos como el del eslabón perdido, que fue desechado por la ciencia hace más de un siglo. Se transmite la falsa idea de que los científicos que trabajamos en estos temas nos dedicamos a batir los registros de antigüedad en una competencia desigual. Aunque muchos practicamos activamente el deporte, nuestro objetivo es estudiar y entender nuestra evolución. El esqueleto de Lucy seguirá teniendo la misma importancia que cuando fue encontrado en 1974. Ardi no le ha restado ni un gramo de protagonismo por ser un millón de años más antiguo.

Nuestra genealogía comenzó en África hace unos seis millones años, cuando nos separamos definitivamente de la genealogía de los chimpancés. Con ellos compartimos un antecesor común, cuyo hallazgo podría ser la noticia del siglo XXI en nuestro ámbito científico. Ardi es parte de nuestra historia evolutiva y su hallazgo y estudio nos llena a todos de legítima satisfacción. Bienvenida.

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