Ciudadanos

El entierro puede esperar

ANTONIO AVENDAÑO

Irse o no irse. Quedarse o no quedarse. Chaves quiso zanjar ayer de una maldita vez el maldito debate sobre su maldita sucesión como candidato socialista dentro de cuatro años y vino a decir que no hay funerales a la vista, que su entierro se lo organiza él solito y que si vosotros queréis, compañeros y compañeras, aquí me tenéis, fresco como una rosa, para ganar de nuevo en 2012. Cuando hay ruido de sucesión en los partidos, los dirigentes suelen alinearse en dos grupos: los que intentan convencer al líder de que no se vaya y los que abren una línea de crédito con las mejores floristerías de la ciudad para que el jefe tenga en su entierro las más delicadas coronas y crisantemos. Ayer en el PSOE andaluz el primer grupo respiró tranquilo y el segundo dio un paso atrás.

Chaves quiere irse y no irse, quedarse y no quedarse. Un lío. Está bien su intento de abortar el debate, pero está por ver que lo consiga porque el intento llega algo tarde y porque la única manera de lograrlo es o bien mintiendo sin contemplaciones, lo cual tiene un cierto peligro, o bien diciendo toda la verdad, lo cual tiene muchísimo peligro, y el presidente andaluz no hizo ayer ninguna de las dos cosas.
Si quiere acabar con el incómodo runrún de su sucesión, lo más efectivo es hacer como los presidentes de antaño cuando les preguntaban si iban a devaluar la moneda nacional: mentir como auténticos bellacos. Pero para convencer a los de las coronas, Chaves deberá practicar más.

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