El funeral silenciado de 6.714 personas

El fotoperiodista Fernando García-Arévalo. Foto: José Luis Roca.
El fotoperiodista Fernando García-Arévalo. Foto: José Luis Roca.

Santiago Pedrazzoli (@SantiZzoli)

No todo lo que se celebra es alegre, como sucede por ejemplo en un funeral. Este martes bien podría haber sido el funeral de las 6.714 personas*. En un mes como este -hace exactamente 31 años- el fotoperiodista Ildefonso Sena documentaba por primera vez la muerte de un joven marroquí en las costas españolas, hecho que se ha repetido más de 6.000 veces hasta el día de hoy. Esta conmemoración es justamente lo que se celebraba en modo de denuncia en las oficinas de porCausa. 

Con este fin tuvo lugar la presentación del libro En lo ancho del estrecho (Libros.com), un recorrido por 25 años de trabajo fotoperiodístico a través de 25 historias que revelan la realidad de la migración en el Estrecho de Gibraltar. Así pues el autor, Fernando García-Arévalo, fue desgranando la historia de este proyecto e, irremediablemente, la suya personal.

El funeral silenciado de 6.714 personas

García-Arévalo nació en un pequeño pueblo gaditano a 15 km de Marruecos en el que parecía que África casi podía tocarse con la mano. "Si nosotros podíamos casi tocarla, imaginaos la gente que está allí y quiere venir". Sin embargo, a pesar de la breve distancia, hay en medio muchas cosas que nos separan. Por eso decidió titular así su obra. 

No cuesta comprender que el trabajo de Ildefonso Sena sentó un precedente en su carrera (profesional y vital). Removido por aquella realidad que necesitaba ser contada, tras un sinfín de noches en vela a la espera de una  tripulación de migrantes que fotografiar, Cruz Roja le invita a subir a su embarcación: saben que cerca hay una patera y van a buscarla. Desde aquella Zodiac, García-Arévalo dispara su primera foto a una patera y captura por primera vez una realidad que se volvería cada vez más cercana. "Esa historia venía para quedarse", dice. Y efectivamente, más de 20 años después, las migraciones están entre los principales temas de la agenda mundial y aquella experiencia de hace más de dos décadas bien podría haber sucedido hoy mismo.

Tras compartirnos algunas de las anécdotas que implicó su trabajo y profundizar en su experiencia como fotoperiodista, la presentación terminó con un coloquio.  Uno de los asistentes abordó la cuestión de la ética en el fotoperiodismo, ante la que el ponente señaló dos cuestiones :

En primer lugar, la tradicional disyuntiva entre fotografiar una situación de emergencia o ayudar a quien la padece, ante la cual tenía una postura clara. "En ese momento eres los ojos del mundo" y estás allí para que se vea lo que está pasando, pero si alguien lo está pasando mal "que le den por saco al periodismo, y a esa persona le ayudas".

En segundo lugar, el uso que se da actualmente a la fotografía en los medios de comunicación. "Hoy por desgracia estamos muy acostumbrados a ver inmigrantes en embarcaciones precarias" apuntaba García-Arévalo."Yo creo que sobran imágenes" decía en pro de la calidad del fotoperiodismo. Con el avance de la tecnología todo el mundo se ha vuelto un captador, y advertía -a raíz de una experiencia personal- del riesgo de acostumbrarse al dolor de ciertos escenarios del que él ha preferido huir porque "fotografías con una frialdad y una distancia...".

Precisamente por eso, era y es necesario este libro, este encuentro. Para no enfrentarse a estos 31 años de muertes a las orillas de España como a un dato cronológico más, sino para sentarnos a hablar de experiencias, a escuchar historias, a recordar personas con rostro, a compartir emociones y experiencias. Porque así es como es justo y fructífero aproximarse a las realidades que nos rodean: no desde lo intelectual y lo fáctico, sino desde la empatía y el contacto humano. Recordando más con el corazón que con la cabeza.

Túnez. Foto: Fernando García-Arévalo.
Túnez. Foto: Fernando García-Arévalo.

*La Organización Internacional de Migraciones estima que al menos 6.714 personas murieron o desaparecieron en el Estrecho de Gibraltar entre 1988 y 2018.