Marchas feministas en Canarias: “Las fronteras reales ya las tenemos, debemos combatir las simbólicas"

Canarias
Cabeza de la marcha feminista en Santa Cruz de Tenerife / Claudia G. Sosa

Ligia Berrocal (@ligiabe_)

  • Canarias, destino de las rutas migratorias más peligrosas que existen, ha visto surgir movimientos solidarios por los derechos de las personas migrantes
  • Estos movimientos se unen las manifestaciones feministas, de mujeres migrantes, de apoyo al pueblo saharaui y al movimiento #RegularizaciónYa

El intenso repunte migratorio que está viviendo Canarias desde hace año y medio ha transformado tanto el paisanaje isleño como el día a día de la población autóctona. Aunque la adaptación fue difícil durante los meses que duró la política de bloqueo  —entre finales de 2020 y primera mitad del 2021—, también han surgido numerosas iniciativas locales y colaboraciones espontáneas entre migrantes y personas residentes.

Existe una visión abierta que sorprende a quienes vienen de fuera ante tantas acciones no institucionalizadas, pero es que la población canaria ha vivido de manera muy cercana procesos de migración intensos durante generaciones. El feminismo canario se ha sumado durante el Día Internacional de la Mujer a este movimiento solidario en la denuncia de una gestión institucional insuficiente y la defensa de un movimiento feminista transversal e interseccional.

La marcha del pasado 8M abría con el lema "Feminismos canarios sin fronteras", cuyo significado explica una de las portavoces de la Plataforma Feminista 8M Tenerife: "Las fronteras reales ya las tenemos, pero debemos combatir continuamente las simbólicas. La frontera física en Canarias no necesita concertinas ni muros, para eso ya está el mar, un mar que mata". El mar, o unas políticas migratorias que obligan a las personas a usar una de las rutas de acceso más peligrosas que existen, y que solo en 2021 se cobró la vida de más de 4.000 personas, según las cifras recogidas por el colectivo Caminando Fronteras.

"En Canarias somos un pueblo acogedor porque fuimos y seguimos siendo un pueblo migrante"

El hecho de ser isla y frontera sur hace que se viva con especial preocupación la vulneración de derechos de las personas que migran y el maltrato que en ocasiones reciben. "Somos islas, pequeñas y superpobladas, y eso provoca contradicciones importantes que pueden generar fobias hacia cualquier persona distinta, ya sea por su piel, procedencia o identidad sexual", añade otra compañera. Desde la plataforma, afirman querer derribar todas esas fronteras entre las personas desde todos los feminismos, aprendiendo unas de otras e incorporando las luchas de todas las mujeres según lo que les interpele en cada momento.

"En Canarias somos un pueblo acogedor porque fuimos y seguimos siendo un pueblo migrante", dice una participante de la marcha. Pone como ejemplo a su hijo, que ha tenido que irse porque en la isla no hay trabajo. "La migración es algo que practicamos porque nos vamos y porque recibimos. Somos un pueblo atravesado por la migración", afirma.

Frente a la división producida en otros puntos de España, tanto en Santa Cruz de Tenerife como en Las Palmas de Gran Canaria las marchas feministas siguieron un mismo recorrido enfocado en la lucha de las mujeres migrantes.

"Me siento muy feliz de estar aquí porque hay que luchar contra la violencia hacia las mujeres", dice Prisca, de República del Congo

A la marcha en Tenerife acudió Prisca Zabna con una amiga y los hijos de ambas. Llegaron en patera hace casi medio año, y actualmente residen en uno de los recursos de acogida de la isla. Los niños seguían la marcha con los ojos muy abiertos, y Prisca estaba muy emocionada: "Me siento muy feliz de estar aquí porque hay que luchar contra la violencia hacia las mujeres. ¡La mujer debe ser libre, porque sufrimos mucho! Yo soy africana, en mi país hay violencia, hay violaciones, muchas cosas que no están bien, y todo eso tiene que terminar". Prisca es originaria de República del Congo, de donde salió hace diez años, recorriendo más de 5.000 km, hasta llegar a Marruecos. Allí pasó nueve años tan difíciles que es incapaz de explicarlos con palabras. "Estoy aquí por la violencia que vivía en Congo, donde las amenazas que sufren las mujeres son constantes. Perdí a mis padres en 2012 y la tristeza me empujó a salir de allí buscando un país donde poder vivir tranquila". El deseo de Prisca es que tanto ella como su hijo puedan trabajar, estudiar y por fin vivir en paz.

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Pancartas en la marcha feminista en Santa Cruz de Tenerife / Claudia G. Sosa.

En la marcha tinerfeña también estuvieron presentes las mujeres saharauis reivindicando su dignidad y la de su pueblo, y en especial, el apoyo a Sultana Khaya. La activista y defensora de los derechos humanos del Sáhara Occidental fue detenida y sometida a arresto domiciliario hace más de un año. Desde entonces lleva denunciando torturas y un asedio constante, tanto a ella como a su madre y hermanas, por parte de las fuerzas de la ocupación marroquí en su propia casa.

Las compañeras del movimiento #RegularizaciónYa participaron en la marcha promoviendo la recogida de firmas para lograr una nueva regularización extraordinaria. En España, casi medio millón de personas extranjeras viven y trabajan en sectores esenciales sin papeles ni derechos. Como bien recoge la Fundación porCausa en su último informe, hay múltiples razones de peso para que esta regularización se produzca, tanto éticas —permitiría una vida digna para centenares de miles de personas que son explotadas—, como legales —migrar es un derecho humano fundamental— y económicas —aumentaría los ingresos para el erario público, como lo han hecho todas las anteriores regularizaciones.

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Pancartas en la marcha feminista en Santa Cruz de Tenerife / Claudia G. Sosa.

"No queremos guerras que nos destruyan pero tampoco una paz que nos oprime y discrimina, ni una sociedad que se sustenta en las desigualdades y la precariedad. No queremos una paz donde las violencias hacia las mujeres sean el día a día, donde se nos impide decidir sobre nuestros cuerpos, y donde somos discriminadas en el acceso a la justicia social, a la vivienda, a la salud, a la educación, a las pensiones". Así rezaba el manifiesto de este año en la voz de Soukaina Ndiaye, presidenta de la Red Migrante Tenerife y representante de las mujeres saharauis en Canarias.

"No queremos guerras que nos destruyan pero tampoco una paz que nos oprime, donde las violencias hacia las mujeres sean el día a día", dicen desde la Red Migrante Tenerife

Año y medio después del aumento de llegadas de personas a las islas, urge la necesidad de realizar una reflexión conjunta sobre el proceso migratorio: ofrecer unas rutas seguras ante todo, pero también, como temas urgentes, concretar la creación de una oficina de desaparecidos y atención a familiares y planificar una red de acogida dinámica, especialmente de la infancia migrante que llega sola.

Mientras tanto, la sociedad civil canaria continúa movilizándose por la inclusión y la diversidad. A pesar de que muchas de las personas migrantes que han llegado en los últimos tiempos permanecen un corto periodo en las islas, algo va calando en la población, una recuperación de valores quizás perdidos: valentía, una relación más respetuosa con la naturaleza —compartiendo conocimientos agrícolas de sus países de origen— y, algo muy importante, el sentido de la comunidad.