Melilla, a ver qué hace Sánchez

Un miembro de las fuerzas de seguridad marroquíes conduce desde suelo español a uno de los migrantes que logró saltar la valla de Melilla. -Javier Bernardo
Un miembro de las fuerzas de seguridad marroquíes conduce desde suelo español a uno de los migrantes que logró saltar la valla de Melilla. -Javier Bernardo

El partido socialista ha bloqueado de nuevo la comisión de investigación sobre lo que sucedió en Melilla. Pensándolo fríamente es normal puesto que su ministro, el responsable de la cartera o Interior, Grande-Marlaska, se empeña en negar que hubiera irregularidades e ilegalidades aquel fatídico día. Dada la contundente insistencia del ministro solo cabe pensar que cuenta sin duda con todo el apoyo del presidente del Gobierno. ¿Pero porqué? ¿No tiene miedo Pedro Sánchez de que este tema acabe convirtiéndose en una gran crisis que se lo lleve por delante en pleno periodo preelectoral? Obviamente no. 

Es decir, que tiene lugar una masacre en la frontera con España. Mueren por lo menos 23 personas, posiblemente muchas más. Salen unos vídeos que demuestran qué parte de la tragedia se desarrolla en suelo español. Si los indicios se confirman posiblemente haya habido muertes dentro de nuestro territorio. Y el Gobierno no solo sigue negando la mayor, sino que además se niega a esclarecer los hechos. Y esto solo puede ser así porque Sánchez no tiene miedo de que lo sucedido tenga un coste político para él. Puede haber varias razones para ello. Puede ser que el presidente cuente con que Marlaska no cae muy bien a nadie, no lo quieren ni los de dentro ni los de fuera, y si la cosa se tuerce todavía más destituye al ministro y con eso calma las aguas y cierra el tema. Podría ser también que hayan analizado las tendencias de audiencias y este tema no interese ni indigne a casi nadie. De modo que, controlando un poco la información, pueden conseguir que el tema no genere mucho revuelo. Eso explicaría la forma en la que han ido liberando la información en estos últimos días. La BBC no tuvo acceso a las imágenes que se liberaron hace dos semanas. El ministerio del Interior decidió enseñarlas a un pequeño grupo de diputados de fuerzas políticas muy concretas, cabe decir que eran "los diputados de siempre" para estos temas migratorios. Igualmente, el Ministerio eligió filtrar las imágenes a dos medios del "establishment": La Ser y El País. Esta elección no pudo ser casual. De este modo la información se fue diluyendo, saliendo por goteo. Una información que demuestra ya en sí misma que la gestión de lo que sucedió fue inaceptable para un país democrático. No hay duda que se perdió el control de la frontera y que la tragedia también tuvo lugar en suelo español. 

La realidad es que lo más probable es que se combinen ambos factores. Por un lado que Marlaska es maravilloso villano expiatorio y, por otro, que en general no importan los muertos porque no se siente cómo propios. Si hubieran sido, por ejemplo, 23 jóvenes europeos muertos por aplastamiento en un festival de música habría sido otra cosa. 

Por suerte entre toda esta miseria ha surgido inesperadamente un figura insospechada, El Defensor del Pueblo. Nadie se esperaba que Ángel Gabilondo, el hombre tranquilo, fuera a convertirse en la gran esperanza de esclarecimiento de este tema. En realidad pensándolo bien, Gabilondo siempre tuvo un discurso excepcionalmente honrado. De hecho seguramente fue eso lo que está en la base de su fracaso electoral, tanta honradez entre tanto odio y tanta mierda no resultaba creíble. Y mira tú por dónde, Gabilondo y su equipo han hecho un trabajo increíble y han llegado al límite de sus capacidades empujando una investigación que sin ellos no habría tenido lugar. No solo es relevante porque han arrastrado inexorablemente a la Fiscalía que quizás sin esa presión seguiría pelando la pava, sino porque han devuelto la esperanza en la justicia a todas las personas que sí le damos importancia a lo que está pasando. 

Nos esperan días llenos de sorpresas con este tema. Quienes piensen que esto se acaba aquí se equivocan. Lo que ha pasado en Melilla ha trascendido el plano nacional e inevitablemente esto tendrá consecuencias mediáticas internacionales por muchos hilos oscuros que se muevan entre el Gobierno y ciertos medios de comunicación en nuestro país. Igualmente el Defensor del Pueblo tampoco va a dejar que el tema se muera y va a seguir azuzando arrastrando al resto. A ver qué hace Sánchez.