El pasado 29 de septiembre, el partido de extrema derecha VOX exigió eliminar toda referencia a los dirigentes socialistas Francisco Largo Caballero e Indalecio Prieto de las calles, placas y monumentos de Madrid. El Partido Popular y Ciudadanos votaron a favor. Acordaron retirar los nombres de la Avenida Francisco Largo Caballero y del Bulevar de Indalecio Prieto, la placa dedicada a Largo Caballero y también instar al Gobierno de España a retirar las dos estatuas que los representan en los madrileños Nuevos Ministerios.
Era un primer paso de la extrema derecha hacia el cambio de enemigo de hondísimo calado que acaba de llevar a cabo.
Solo once días después, el pasado 10 de octubre, la estatua de Largo Caballero apareció con una pintada donde se podía leer: "Asesinos rojos no". Por si a alguien le cabía alguna duda sobre la autoría, el partido ultra VOX publicó en su cuenta de tuiter el siguiente mensaje: "Derogad la Ley de Memoria Histórica. Primer aviso".
Derogad la Ley de Memoria Histórica. Primer aviso. https://t.co/TE1krkKHxo
— VOX 🇪🇸 (@vox_es) October 10, 2020
Cada paso se abre al siguiente. Ningún paso es en balde.
Sólo cinco días después, el jueves día 15, varios operarios de Ferrovial retiraron a martillazos la placa que el expresidente del Consejo de Ministros de la II República tenía en la plaza de Chamberí por orden de José Luis Martínez-Almeida, alcalde de Madrid y no por casualidad también portavoz nacional del PP.
A las 14:21 horas de ese mismo día, VOX publicaba un tuit en el que mostraba los martillazos contra la placa del dirigente socialista. Sobre el vídeo de la brutalidad, un nuevo mensaje: "Siguiente objetivo: la estatua. ¿Queréis evitarlo? Derogad la ley de Memoria Histórica".
Siguiente objetivo: la estatua.
¿Queréis evitarlo?
Derogad la ley de Memoria Histórica. https://t.co/7VZDFDrnfx pic.twitter.com/Xh0qkuO1Cz
— VOX 🇪🇸 (@vox_es) October 15, 2020
Dos semanas después, este pasado 1 de noviembre, las estatuas de Prieto y Largo Caballero a las que hacía referencia el mensaje público de los ultraderechistas han sido atacadas con pintura roja y los ultras han escrito la palabra "asesino" bajo la figura del primero.
No hace falta ser muy lista para trazar la secuencia de los hechos:
La extrema derecha exige.
La extrema derecha consigue.
La extrema derecha amenaza.
La extrema derecha consigue.
La extrema derecha alardea.
La extrema derecha amenaza.
El siguiente paso, por lo tanto, debería ser: La extrema derecha consigue y, si no consigue, cumple su amenaza.
El problema, el INSOPORTABLE problema de todo esto reside en que es la extrema derecha quien está marcando las acciones de la capital de España. Pero no solo eso. Las está marcando a base de AMENAZAS. Pero no solo eso. Ha modificado su enemigo.
La extrema derecha elige un enemigo, lo señala, amenaza con destruirlo y sigue avanzando. Ahora, todo acaba de cambiar.
La ultraderecha española tiene 52 representantes en el Congreso de los diputados y es la tercera fuerza en representación, con 3.656.979 de votantes. Pese a que tanteó un discurso similar al de la extrema derecha europea basado en la criminalización de la inmigración, pronto se dio cuenta de que obtenía mejores, mucho mejores réditos cargando contra el feminismo. Ah, la España católica, el cuerpo de las mujeres, el machismo, la misoginia, qué buen semillero.
Amortizado. Ya ha dado de sí todo lo que cabía esperar.
Así que había que dar un paso más, un paso evidente para el que el comunismo, las ideas de "la ultraizquierda" y las referencias a ETA, el independentismo y similares se les quedaban cortas. El nuevo enemigo de la extrema derecha española es el socialismo. Por ahora en Madrid pero ya se verá, es evidente que el Partido Popular, como digna construcción franquista, va a acatar sus amenazas.
Al boberío de los medios de comunicación se le ha llenado la boca en los últimos años, a raíz de la Memoria Histórica, de referencias a algo que llamaban "guerracivilismo". Bajo esa idiotez han señalado a quienes queremos exhumar a los miles de asesinados y asesinadas que pueblan las fosas comunes de este país. Bajo esa idiotez han cargado contra quienes exigíamos retirar los honores de Estado, sin parangón en democracia alguna, a un dictador asesino y salvaje y a sus herederos. Bajo la idiotez a la que han llamado y llaman "guerracivilismo", el boberío que puebla la política y los medios ha tratado de impedir, y en gran medida lo ha logrado, la construcción de una sociedad más digna, más culta, más valiente.
Ah, pero ahora la ultraderecha ha cambiado su enemigo y lo ha colocado en el centro de la democracia previa al golpe de estado de Franco y sus hienas. Ahora van a aprender lo que significa de verdad "guerracivilismo".
El nuevo "mal" de los fascistas de VOX no está en esta democracia infantil y mojigata que ha impedido al PSOE ser socialista. Los fascistas de VOX acaban de situar a su nuevo enemigo en el umbral de un golpe de estado. Ya han empezado a abonar la idea de que el "socialismo" actual (no la "ultraizquierda, no los movimientos "periféricos") es heredero de la violencia. Ellos ya no hacen referencia a la Pasionaria, al PCE o Venezuela, a nada que nos quede cerca.
Han dado un paso más. Su arma, como siempre, es la amenaza: "primer aviso". Sus secuaces son, también como siempre, quienes se pliegan a la intimidación, el PP, pero sobre todo los tibios de Ciudadanos y similares.
El pasado 19 de febrero, el Ayuntamiento de Madrid eliminó los versos de Miguel Hernández del Memorial de la Guerra Civil que el Gobierno de Manuela Carmena comenzó a construir en el cementerio de La Almudena. No salimos a gritar por calles y plazas las palabras del poeta.
Tres meses antes, el 25 de noviembre de 2019, el mismo Ayuntamiento había retirado de allí mismo con saña las placas con los nombres de los represaliados por el franquismo. No salimos a impedirlo.
Acaban de echar abajo la placa en honor a Largo Caballero en el 151 aniversario de su nacimiento. No hemos hecho nada.
Por ahora, de todo lo expuesto en este artículo solo constan y permanecen las amenazas de los fascistas de VOX y los actos de obediencia de sus socios del PP y Ciudadanos.
Por ahora, el cambio de enemigo de la extrema derecha sigue su curso sin alteraciones, sin respuestas contundentes.
Así empieza todo.
Comentarios
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