Posibilidad de un nido

Feijóo hiere y pone en duda la democracia

Feijóo participa en un acto de campaña del PP en Alicante. -JOAQUÍN REINA / Europa Press
Feijóo participa en un acto de campaña del PP en Alicante. -JOAQUÍN REINA / Europa Press

"Correos quiere mantenerse al margen de debates que pretenden socavar las instituciones y los servicios públicos del país. Correos defiende la profesionalidad de todos sus empleados y empleadas y de los servicios que lleva desarrollando a lo largo de sus más de tres siglos de historia". Ese comunicado hecho público por la empresa estatal de Correos responde a Alberto Núñez Feijóo mejor que cualquier declaración por parte del Gobierno o de cualquier otro líder político, y lo retrata. 

A esta afirmación de Feijóo responden, en concreto: "Les pido [a los carteros y carteras] que, con independencia de sus jefes, repartan todos los votos antes de que venza el plazo, para que los españoles podamos votar".

Punto 1: El líder del PP, efectivamente, trata de socavar las instituciones y los servicios públicos, desacreditarlos, poner en duda su credibilidad democrática y abre la posibilidad a que se usen para llevar a cabo un fraude en las Elecciones.

Punto 2: También pone en duda la profesionalidad de todo el cuerpo de Correos, de sus trabajadores. Hasta tal punto que la institución se ve en la necesidad de defender "la profesionalidad de todos sus empleados y empleadas", algo en lo que queda claro que Feijóo no confía.


Más allá del calado de su ataque, Feijóo queda en cueros en lo referente a su propia consideración del uso que se puede hacer de las instituciones públicas. A nadie, por ejemplo, se le ocurriría pedir al Cuerpo Nacional de Policía que, "con independencia de sus jefes", cumpla con la legalidad e impida que se cree una estructura policial destinada a obstaculizar la investigación de los escándalos de corrupción del PP y a investigar y perseguir adversarios políticos, incluyendo la redacción de informes falsos, así como espiar a otras instituciones del Estado. A nadie se le ocurriría pedir a los agentes de Policía que se abstengan de hacerlo, aunque sea por indicación del ángel de la guarda del ministro de turno que responde al nombre de Marcelo. A nadie se le ocurriría excepto a quien lo hizo, Jorge Fernández Díaz.

La Democracia es un animal frágil, grande y complejo, pero delicadísimo. Es fácil de herir, y algunas heridas se infectan. En España, maldita Transición, lo sabemos demasiado bien. Cuando Alberto Núñez Feijóo declara, porque eso es lo que hace, que los "jefes" de Correos podrían estar indicando a sus trabajadores y trabajadoras que no cumplan con su deber en las Elecciones generales del 23J, lo que hace es evidenciar que contemplan esa posibilidad, que lo ve posible. A estas alturas, es irrelevante quién o cuándo pueda incurrir en tal fraude: Feijóo lo contempla.

El gesto del líder del PP es un zarpazo que hiere nuestra demasiado tierna democracia. Abre una brecha que no habíamos imaginado hasta hace nada: el hecho de que el Gobierno de turno haga trampas para ganar las elecciones y manipule el voto de la ciudadanía. A partir de ahora, y por culpa de las palabras de Alberto Núñez Feijóo ya es una posibilidad que pasamos a contemplar. Y una herida fea que, de infectarse, abrirá las puertas al siguiente paso: no creer en las formas democráticas en absoluto.

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