Posibilidad de un nido

Saquen la épica del Congreso, sus señoríos

Saquen la épica del Congreso, sus señoríos
A la izquierda, el diputado electo y secretario general del PSOE de Valladolid, Óscar Puente (EUROPA PRESS). A la derecha, el candidato a la presidencia del Gobierno del PP, Alberto Núñez Feijóo (EUROPA PRESS)

La épica tiene que ver con la epopeya, o sea, con las gestas heróicas, las hazañas del héroe, ese tipo de basuritas. Ay, de las investiduras, ay del Congreso de los Diputados, ay de la miserable nostalgia de la épica. 

Ante la investidura, el PP dijo que el de Feijóo iba a ser un discurso épico. Épico. Ese les pareció el mejor broche con el que engalanarse. Desde el PSOE les contestaron: "No va a haber épica en la derrota de Feijóo". Épica. Como si tal cosa, la falta de épica, fuera un drama. 

Cada vez que oigo la palabra épica, pienso en Ulises, en Jesucristo y el western, o sea tres patas de lo que somos. Ulises, el que se largó y tardó 20 años en volver. Jesucristo, que les dijo a sus apóstoles "dejad las barcas, el trabajo y las familias, que dios proveerá". Y el western, una panda de machos a la conquista del salvaje oeste cuyas labores básicas consisten en matar y beber.


La épica es lo contrario de nosotras. Eso pensé al oír lo del "discurso épico" de Feijóo y eso pienso después de aguantar una insufrible sesión de no investidura anunciada. 

Lo de Ulises tiene su tela, con Penélope en teoría tejiendo y esperando, ya lo dijo Serrat, con su bolso de piel marrón, y el macho de parranda por los mares. Pero lo de Jesucristo ya es la leche. Y no nos olvidemos en este punto, queridas, queridos, querides, que estamos todas domadas en el cristianismo, esa es nuestra cultura, incluso la de las blasfemas apóstatas y más recalcitrantes ateas como yo.

Vamos con la épica de Jesucristo, pilar y espina de lo nuestro. El tipo va y pide a los machos, a los varones, que le sigan, que dejen todo, familia, curro, casa, y se vayan con él. Habrá que ver qué gracia les hizo a sus mujeres y sus criaturas quedarse sin la pesca, sin la barca y sin la manduca. Pero es que además les dice muy serio que "dios proveerá". Y un pimiento.


¿Quién provee de leche? La que ordeña la vaca, la misma que hace el queso y les da de comer. ¿Quién les da de beber? La aguadora. ¿Quién les presta techo? La que cuida la casa. ¿Quién les ofrece cobijo, descanso, higiene? La misma. ¿Quién les cría los hijos? ¿Quién cura las heridas, mantiene a los ancianos y ancianas? ¿Quién, en fin, sostiene la sociedad? La que se pasa la épica por el moño.

En el caso del western, otra de nuestras míticas fuentes de épica, cabe añadir a todo lo anterior algo que siempre me pregunto: Si esos tipos solo matan y solo beben, y de vez en cuando violan, si no comen, ¿por qué no se caen del caballo? 

Todo esto he pensado tras lo de Feijóo y el "beligerante" Óscar Puente. He pensado que en la sociedad que retrata el Congreso de los Diputados alguien va a acabar cayéndose del caballo. Y se les van a morir sus mayores, y sus criaturas acabarán pastando asalvajadas, y cuando 20 años después regresen a casa, a este paso, no van a encontrar más que las ruinas de lo que no están construyendo.

He pensado en todo lo que no he visto: en mi cuerpo, en mi hijo y mi hija, en la tuya, en la comida de casa y cómo llega, en mi sexualidad y la tuya, en partos y ginecólogas, en dentistas y oculistas, en libros de texto, en cines y teatros, en mis amigos muertos y mis amigas vivas, en nuestra memoria, en los consumos varios, en la abuela del séptimo, en el intento de suicidio de la hija de una vecina, en las autolesiones que trae la adolescencia. Y he pensado, en fin, que ahí se representa aún una construcción estrictamente patriarcal de la política. Que no se entiende que lo político no es abstracto ni retórico, que no es la épica sino su contrario.

Más Noticias